Un estudio analizó por qué al ser humano le gusta consumir alimentos como bombones, pasteles, helado, pizza tanto para celebrar un triunfo como para asimilar una situación adversa.
Según los expertos las personas aprenden a apreciar estos alimentos desde muy temprana edad puesto que la leche materna, como primer alimento que ingerimos, es dulce lo que nos transmite una sensación de placer y ternura.
Cuando consumimos por primera vez un alimento rico en grasas y azúcares nuestro cerebro libera una sustancia llamada dopamina en proporción al grado de placer que nos provoca la comida.
La dopamina es responsable que busquemos nuevamente ese alimento en específico y además que se guarde un muy buen recuerdo.
Por ello cuando el nivel de la dopamina es muy bajo buscamos inconscientemente consumir chocolate, café, embutidos, papas fritas, etc en cantidades gigantescas.
Este efecto se conoce como recompensa y es muy parecido al que producen el cigarrillo o el alcohol.