Un experimento realizado por la Universidad de Massachusets determinó que no debemos dormirnos enojados debido a que nuestro cerebro conserva la memoria de nuestra respuesta emocional negativa.
La razón de este funcionamiento es evolutiva ya que en épocas de grandes peligros como era la de los hombres primitivos era bueno conservar las emociones negativas sobre sucesos que podían poner en peligro la supervivencia.
Según los investigadores, es frecuente que no podamos dormir después de un suceso emocionalmente intenso. Es casi como si nuestro cerebro buscara instintivamente evitar que el sueño consolidara esas memorias.
Si uno ha estudiado algo es aconsejable dormirse inmediatamente para que todo este fresco en la memoria la mañana siguiente.
Sin embargo si has vivido un suceso traumático, has tenido una discusión, o hay algo que te haya sentado muy mal, es mejor que intentes permanecer despierto un tiempo y hacer algo que te distraiga o mejor aún, que solucione el problema.