Presidente Daniel Ortega y vicepresidenta Rosario Murillo clausuran XVI Congreso de la UNEN

El Presidente de la República, comandante Daniel Ortega Saavedra y la vicepresidenta compañera Rosario Murillo, presiden la clausura del XVI Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN).

Destaca el ejemplo de la juventud

En su mensaje a los participantes en el XVI Congreso de UNEN, el presidente Daniel Ortega, destacó el rol que ha jugado la juventud en la defensa de los logros del pueblo y de la revolución.

“Aquí está la juventud, la juventud que con el esfuerzo de las familias, en ocasiones con el esfuerzo de la madre, que es padre y madre a la vez y con sus capacidades, con su inteligencia, con su vocación, con su espíritu de servicio, luego de hacer un largo recorrido nada fácil, aprobar la primaria, después la secundaria, viene el gran reto: la universidad”, dijo el mandatario nicaragüense.

“La Universidad Nacional, donde para poder incorporarse hay que pasar la prueba de fuego. Y eso lo que demuestra es ese espíritu de superación que tienen las familias trabajadoras, las familias humildes, familias pobres, de la ciudad y del campo; familias incluso en extrema pobreza, que con gran sacrificio logran llevar a los niños, a las niñas, a la primaria; y finalmente logran bachillerarlas y luego dar el salto a la universidad”, destacó.

Leales a la Patria

Señaló que es la “Universidad del pueblo, la universidad de los pobres, la universidad de los hijos de los campesinos, la universidad de los hijos de los trabajadores y con un alto grado de conciencia, explicable ese grado de conciencia social, ese alto grado de conciencia solidaria, ese alto grado de conciencia patriótica, ese alto grado de conciencia que hace de los estudiantes de la UNEN, jóvenes leales a la patria, leales a la revolución, leales a los pobres, leales a los campesinos, a los trabajadores”.

Indicó que en ese ejemplo “ahí está comprometida la lealtad, luchar por ellos y con ellos para que continuemos esta lucha para ir erradicando la pobreza y la extrema pobreza”.

Saluda embajadores de países hermanos

A continuación el presidente Daniel Ortega, saludó a los embajadores de los países hermanos invitados a la clausura del Congreso de la UNEN.

“Queridos embajadores, José Percy Paredes, del Estado Plurinacional de Bolivia, la tierra de Evo; querido embajador Juan Carlos Hernández Padrón, de la hermana República de Cuba, la Cuba heroica de Fidel, de Raúl, de Martí, de ese pueblo valiente y solidario”, expresó.

“Querido hermano embajador Carlos Antonio Ascensio Jirón, de la hermana República de El Salvador, pueblo valiente, pueblo luchador, el pueblo de Farabundo Martí, que luchó con Sandino, el pueblo del Comandante Salvador Sánchez Cerén, presidente de la hermana República de El Salvador”, dijo.

“Querido embajador Saeid Zare, de la República Islámica de Irán, pueblo valiente, pueblo trabajador, pueblo con una cultura que se expande más allá de sus fronteras, pueblo con una gran cultura; pueblo de paz, que ahora está defendiendo como nadie la paz frente a los acuerdos que se habían tomado con la Unión Europea, con los Estados Unidos, para ir reduciendo el armamento atómico en el planeta y que ahora los Estados Unidos los desconocen, pero la Unión Europea los sigue defendiendo. ¡Adelante queridos hermanos!”, enfatizó.

“Querido hermano embajador Muhammad Amro, del Estado Palestino, y Yasser Arafat, recordamos a Arafat visitando Nicaragua y nosotros encontrándonos con él en aquellas tierras también siempre luchando por la causa del pueblo Palestino. Algún día, algún día llegará la paz a esa región, algún día”, sentenció el gobernante nicaragüense.

“Querido hermano Sueilima Tieb, de la República Árabe Saharauí Democrática, otro pueblo que batalla ahí por su independencia, por su autodeterminación, por su soberanía”, expresó.

“Querido embajador José Javier Arrúe de Pablo, de la República Bolivariana de Venezuela, la tierra de Bolívar, la tierra de Chávez; aquí está Chávez, embajador, aquí está Chávez”, resaltó.

“Y cuando digo aquí está Chávez no estoy usando una figura, no estoy usando una figura, sino que estoy hablando de una realidad, en Nicaragua está presente Chávez todos los días”, explicó.

La herencia nefasta del neoliberalismo

El estadista señaló que “el neoliberalismo que tuvo todo el apoyo de los yanquis, de la Comunidad Europea, que fue lo que dejó al pueblo nicaragüense. En materia educativa en primaria, en secundaria, privatizaciones”, refirió.

“Esa fue la política: privatizar, privatizar la educación, privatizar la salud, privatizar los servicios básicos del estado nicaragüense, eso fue lo que hicieron”, añadió.

Privatizaron las empresas con ingresos millonarios

“Privatizar las grandes empresas telefónicas que son una fuente de ingresos, de recursos para cualquier país, ya lo quisiéramos tener los nicaragüenses, pero las privatizaron en medio de negociados, de grandes comisiones, las telefónicas significan ingresos multimillonarios, nosotros decíamos, no privaticen, eran los años 90, desde la oposición decíamos no privaticen y ellos insistían en privatizar”, señaló.

“Les decíamos, pero es que dense cuenta de que las telefónicas son y van a ser más adelante, una enorme fuente de recursos para el país y no, decidieron privatizar y se lanzaron a arrebatarle las propiedades a los campesinos que habían sido beneficiados por la Reforma Agraria y se lanzaron a desalojar a los trabajadores que habían recibido empresas del estado”, lamentó.

La lucha en las calles

“Cuando empezó la protesta ‑‑porque: sí, fuimos a protestar, hicimos protestas‑‑, ¿protestas para qué?, para que se negociara y se le diera participación en la privatización a los trabajadores. Ese fue nuestro planteamiento porque estábamos ante una realidad: el gobierno había decidido privatizar”, añadió.

Reafirmó: “Y a nosotros no se nos ocurría lanzarnos en una nueva insurrección para derrocar al gobierno, porque fácil era derrocarlo, para nosotros hubiera sido fácil derrocar al gobierno de la señora Chamorro, al gobierno del Dr. Alemán o al gobierno de ingeniero Bolaños, era fácil, era sencillo, pero no se nos ocurría”.

Explicó que nunca se les ocurrió derrocar al gobierno. “Yo siempre repito, cómo, cuando estábamos en aquellas negociaciones en medio de las protestas en el año 1990, a inicios del 90 cuando empezaban ellos con su plan de privatización, de arrebatarle al pueblo, a los pobres, las conquistas revolucionarias, cuando despedían miles de trabajadores de la educación, miles de trabajadores de la salud, cuando despedían a los trabajadores de las aduanas, a los trabajadores del estado, simplemente porque eran sandinistas o porque sospechaban que eran sandinistas”.

“No se nos ocurría a nosotros derrocar al gobierno. Sí protestábamos y frente a las protestas que hicimos ‑‑que hacíamos entonces‑‑, que no tienen nada que ver con los crímenes que ellos cometieron en este intento de golpe”, destacó.

Le echaron al Ejército al pueblo

Recordó que los gobiernos neoliberales no dudaron en lanzar al Ejército a pueblo. “Ellos no titubearon en llamar al Ejército y lanzar al Ejército en contra de los que protestaban. No les bastaba la Policía, sino que lanzaron al Ejército también, a que disparara contra los trabajadores que defendían empresas que les habían sido entregadas por el estado revolucionario”, dijo.

“Ahí murieron trabajadores, defendiendo centros de abastecimiento, allá en el departamento de Estelí”, recordó.

Un general al servicio de la oligarquía y el imperio

“¿Y quién era el jefe del Ejército, que violó los principios? El jefe del Ejército era el general Ortega. El general Humberto Ortega era el jefe del Ejército, que ya entonces, desde entonces, con la salida del gobierno simplemente decidió pasarse al lado de los que habían ganado las elecciones y convertirse en un peón de la oligarquía y del imperio. Un servidor de la oligarquía y el imperio”, resaltó.

“Eso explica por qué lanzó al Ejército, un Ejército que no estaba, ni está para eso. Lo utilizó. No se nos puede olvidar, no se nos puede olvidar cómo los oligarcas, los imperialistas cuando enfrentan situaciones de protestas, de parte del pueblo, no dudan en establecer estados de sitios, leyes marciales y sacar al Ejército para reprimir al pueblo”, prosiguió.

“Lo seguimos viendo en estos tiempos, en diferentes lugares que sigue aconteciendo”, comentó.

“Y cuando estábamos en esos momentos teníamos dos meses de negociación en esta sala, del (centro de convenciones) Olof Palme, una sala donde estaban los trabajadores negociando con los ministros, y otra sala donde estábamos nosotros, conversando con la dirección del gobierno”, relató el presidente Daniel Ortega.

“El Ingeniero Antonio Lacayo era la dirección del gobierno de la señora Chamorro. Y claro, costaba que se pusieran de acuerdo en la negociación en medio de las protestas, había muertos, y un día llegó el ingeniero Lacayo y me dijo: ‘Daniel, dice doña Violeta que ella ya no sigue en el gobierno, que te entregue las llaves de la Presidencia y que agarren ustedes la presidencia’”, continuó.

“Le dije: ‘No. Nosotros vamos a agarrar la presidencia nuevamente cuando la ganemos con los votos del pueblo’”, refirió el presidente que le dijo al entonces Ministro de la Presidencia, Antonio Lacayo (Q.e.p.d.).

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