Con 24 años y una hija, Emma Phillips no tuvo problemas en contarle su historia a todo el mundo. Incluso, subió las fotografías de su breve paso por un hospital de Wallasey, del norte de Gales, en el cual sofocaron su dolorosa incomodidad. Ahora, ofrece consejos a los desprevenidos consumidores de juguetes sexuales.
Es que el pasado sábado por la mañana, luego de una noche regada de alcohol, mientras mantenía un apasionado encuentro con su pareja Lee Miller, un objeto color rosa de 18 centímetros «desapareció». A los pocos minutos y sin poder sacárselo, sentía cómo el mismo vibraba en su interior.
Antes de enfrentar el bochorno de tener que llamar a una ambulancia para que se lo sustrajeran, con su pareja intentaron varios trucos, ninguno con resultado: desde cucharas hasta pinzas para sus recurrentes barbacoas.
«Luego de una hora de tratar supimos que deberíamos ir a un hospital. Estábamos ambos conmovidos», indicó Phillips.
La joven británica añadió en su perfil de Facebook: «Los dos habíamos estado bebiendo la noche anterior, así que no podíamos manejar. Tuve que hacer la más avergonzante llamada a la ambulancia a las 7 am».
Del otro lado del teléfono escuchó una voz: «Dígame exactamente qué es lo que le ocurrió».
Una vez en el Wrexham Maelor Hospital, los doctores procedieron a la extracción. «Fueron realmente buenos», reconoció la joven.
Una vez fuera de su cuerpo, los profesionales le ofrecieron el vibrador como un «recuerdo». Pero no lo quiso. Casi 12 horas después estaba regresando a su hogar, con las manos vacías.
Ahora, Emma da un consejo sabio para aquellas mujeres que pasen por una situación similar, que la colocó a ella al borde de la cirugía, tal como le advirtieron los médicos.
«No íbamos a hacer nada porque era muy avergonzante. Hay un gran tabú al respecto. Pero supimos que necesitábamos ayuda», concluyó la mujer, consignó el diario Mirror.
Ahora, bromea y se toma fotografías con objetos similares al que abandonó en el hospital.