No es solo arrojar el agua hacia el rostro: Si bien es cierto debes humedecer tu cara, luego el jabón, primero debes hacer espuma para enjuagar. Porque dependiendo el producto que estás usando debes dejar unos minutos que los ingredientes actúen.
Debes lavarte dos veces al día: Así como nos cepillamos tres veces al día los dientes, cara es dos veces, una en la mañana y en la noche. Si lo haces más veces puedes irritar tu piel y provocar la producción de grasas naturales.
Usa bien el exfoliante: Si utilizas ese producto, asegúrate de frotarlo suavemente con la yema de tus dedos para no maltrata tu piel.
Evita el agua caliente: Cuando hace frío queremos estar calientitos en todo momento, pero el agua caliente no es recomendable para lavarse la cara, ya que fomentas que la piel pierda sus aceites naturales y se reseque, lo mismo sucede con el cabello, generando que tu organismo produzca más grasa corporal de lo normal.
No dejes residuos: Al terminar de lavarte, revisa que no queden residuos de limpiador, porque tus poros se pueden tapar.
La toalla es importante: Cada uno en casa debería tener su propia toalla para secarse el rostro, porque se convierten en un nido de bacterias. Busca que sea una toalla para bebé y que estén recién lavadas cada vez que las vayas a usar.
Las toallitas limpiadoras no sustituyen al agua y al jabón: Te maquillaste, usaste las toallas limpiadoras, el último paso es sacarte los residuos con agua y con jabón. No te vayas a dormir sin hacerlo. Nuestro es importante, ya que es nuestra primera carta de presentación. ¡Cuídala!