1.- Nunca te saltes la etapa de los preliminares sexuales. Está comprobado que las mujeres necesitan un mayor tiempo que los hombres, al menos 20 minutos, para que nuestros órganos lubriquen y se exciten adecuadamente. Nunca restes importancia a los besos, los roces, las caricias y a los juegos amorosos. Esta etapa no sólo hace posible el orgasmo, sino que es definitoria en la intensidad del mismo.
2.- Deja el estrés y las preocupaciones fuera de la habitación. Cuando decidas tener un encuentro amoroso concéntrate en las sensaciones que estás experimentando, en el placer que ofreces y recibes, e intenta olvidar, al menos por un rato, las ansiedades cotidianas.
3.- Frente a tu pareja créete la más hermosa. Llegada cierta edad, algunas mujeres comienzan a darle mucha importancia a lo irremediable: el tiempo pasa y nos vamos poniendo mayorcitas. Olvídate de las arrugas, las estrías o la falta de elasticidad; que los cambios físicos no afecten tu capacidad de amar y ser amada. Desecha esos pequeños detalles, multiplica tu autoestima y entrégate plenamente.
4.- Conoce tu cuerpo profundamente. Es preciso descubrir cada rincón de nosotras mismas y sobre todo saber cómo reaccionamos frente a cada estímulo para no confundir las respuestas. Un ejemplo, algunas de las mujeres se desconcentran al ser estimuladas en el punto G, porque confunden esa sensación con el deseo de orinar; pero lo que en realidad sucede es que éste se encuentra muy cerca de la glándula de Skene, que a su vez está directamente conectada con la vejiga y es la que produce la falsa sensación de tener que ir al baño.
5.- No intentes descubrir el agua tibia, es decir, aunque la novedad y la creatividad son dos aderezos muy convenientes para el sexo, nunca olvides que hay posturas más cómodas que otras, para estimular los puntos que nos conducen al orgasmo.