Ocho civiles fuertemente armados y vinculados con el cartel de los Zetas (cinco hombres y tres mujeres) fueron abatidos por policías mexicanos luego de haber sido atacados mientras realizaban ronda en una zona boscosa de Tamaulipas, México.
Los sicarios portaban uniformes falsos de las Fuerzas Armadas, armas largas de alto calibre, un arma corta, un lanzagranadas, cargadores abastecidos y cartuchos de diferentes calibres los cuales fueron decomisados.
Tras el hecho de sangre las autoridades aconsejaron a toda la población estar alertas ante cualquier tipo de eventualidad de este tipo.