Al término de su tradicional audiencia de los miércoles, Jorge Mario Bergoglio se tomó unos minutos para cumplir el deseo de Elizabeth “Lizzy” Myers, una niña de cinco años que quería conocerlo en persona antes de quedarse ciega por una rara enfermedad.
El Pontífice saludó a la pequeña en la Plaza San Pedro, quien lo esperaba junto a sus padres y su hermana menor.
«Su deseo era poder ver al menos una vez en la vida al Santo Padre», afirmaron sus familiares en la base de la escalinata de la plaza vaticana, de acuerdo a la agencia Télam.