La niña Jemima Layzell, de 13 años, quien falleció súbitamente debido a un aneurisma cerebral donó sus órganos a un total de 8 personas distintas, el mayor número en la historia de los trasplantes a nivel mundial.
Ella colapsó durante los preparativos del cumpleaños número 38 de su mamá y murió en el hospital cuatro días después. Un aneurisma cerebral es muy raro en los niños y consiste en la inflamación de la pared arterial, la cual no muestra síntomas hasta que se rompe y causa una severa hemorragia que puede causar la muerte o dejar secuelas graves en un paciente.
Jemina era una chica amorosa, inteligente, alegre, compasiva y creativa, declaró su mamá Sophy Layzell, de 43 años, una profesora de teatro en la villa de Horton, en Somerset, Inglaterra.
Su corazón, su intestino y su páncreas fueron donados a tres personas; otras dos recibieron sus riñones. Su hígado fue divido y donado a dos personas más mientras sus pulmones fueron trasplantados a un sólo paciente.
Los receptores incluyeron a cinco niños, provenientes de varias partes de Inglaterra.