El expresidente de Guatemala Otto Pérez Molina, enviado a prisión preventiva investigado por corrupción, cree que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) no ha servido para fortalecer la justicia, sino para favorecer los intereses de Estados Unidos.
En entrevista con CNN desde la cárcel de Matamoros, Pérez Molina dijo que está dando la cara y que no planea salir del país.
El exmandatario denunció que el juez del caso, presionado por la CICIG y el Ministerio Público, ya sabía qué iba a decidir y que el juicio esta semana ya estaba planeado.
Pérez Molina está recluido en esa prisión, acusado por la fiscalía lo acusa de asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera. Reiteró que es inocente y dijo que, de ser culpable, “lo reconocería”.
El expresidente dijo que no está negando la estructura de corrupción aduanera, sino que no hizo parte de ella.
Señaló que incluso él quiso intervenir la Superintendencia de Administración Tributaria pero que no se lo permitieron.
Además, anunció que presentará medidas cautelares ante la CIDH y se declara víctima de la presión de esa comisión y del Ministerio Público.
De acuerdo con la Oficina del Procurador General y la CICIG de la ONU, la exvicepresidenta Roxana Baldetti, Pérez Molina y un grupo de colaboradores cercanos recibieron sobornos a cambio de la reducción de impuestos para las empresas que deseaban importar productos en Guatemala, una red de fraude aduanero denominada ‘La Línea’.
Sobre las escuchas, Pérez Molina dijo que no son argumento para enjuiciarlo, y puntualizó que “el nombre de un presidente” suele ser usado en Guatemala y Latinoamérica para decir que alguien viene según su mandato.
De otro lado, el expresidente dijo que optó por seguir el debido proceso porque confiaba en demostrar que no tenía nada que ver con el escándalo de corrupción, y por eso no convocó a contramarchas ni a confrontaciones, “por el bien del país”.
Por último, Pérez Molina dijo que sí conoció al narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán en 1993 cuando fue capturado en Guatemala y que el capo ofreció sobornos para escapar.