«Lo siento por la familia de David. Esta es la única manera de que me perdonen. Aquí tienen su justicia», fueron las últimas palabras de Pablo Vásquez antes de recibir la inyección letal.
El hispano Pablo Vásquez, de 38 años, fue declarado muerto tras recibir una inyección letal en la prisión en Huntsville por ser el responsable del asesinato de un niño de 12 años, David Cárdenas, del que se bebió la sangre cuando este todavía seguía con vida de acuerdo con la orden e información que proporciona el Departamento de Justicia Criminal de Texas, Estados Unidos.
Horas antes de la ejecución, el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó un recurso de última hora presentado por los abogados del preso en el que argumentaron que Vásquez no tuvo un «juicio justo». Las últimas palabras de Pablo Vásquez fueron: «Lo siento por la familia de David. Esta es la única manera de que me perdonen. Aquí tienen su justicia».
En la madrugada del 18 de abril de 1998, Cárdenas, Vásquez y su primo Andy Chapa se fueron de una fiesta a la que habían acudido juntos en el municipio de Donna, ubicado en la frontera sur de Texas, a pocos metros de México.