La región de Kurram, en el noroeste de Pakistán, se encuentra sumida en una ola de violencia sin precedentes, luego de que enfrentamientos entre dos tribus rivales dejaran un saldo de 43 fallecidos y 151 heridos.
La disputa, originada por la propiedad de un terreno, se ha extendido como pólvora, sumiendo a la comunidad en un caos que parece no tener fin.
Los intentos de los líderes tribales y del gobierno por mediar en el conflicto han sido infructuosos hasta el momento, mientras el número de víctimas continúa en aumento, según reportes del periódico Pakistan Observer.
La vida cotidiana en Kurram se ha visto gravemente afectada. Escuelas y mercados permanecen cerrados, las carreteras principales están bloqueadas y el miedo se ha apoderado de los habitantes, quienes se ven atrapados en medio del fuego cruzado.
A pesar de que se ha anunciado un alto el fuego en algunas zonas, los enfrentamientos persisten en otros lugares, avivados por el uso de armamento pesado y misiles de largo alcance, según informan medios locales.
Esta situación no es nueva para Kurram, una región fronteriza con Afganistán que carga con un historial de conflictos tribales, tensiones religiosas y ataques armados.