Un viaje de terror vivieron unos 100 indocumentados que abordaron un furgón en Nuevo Laredo, Tamaulipas, tras haber pagado 5,500 dólares a “gente vinculada a los Zetas” que los ayudaron a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos con destino a San Antonio, Texas.
Los sobrevivientes de la tragedia que conmociona a EUA revelaron que los coyotes apretujaron a más de 100 personas dentro del furgón que no tenía sistema de ventilación, bajo temperaturas que rozaban los 40 grados centígrados.
“La gente empezó a golpear las paredes del camión para llamar la atención del conductor. El chofer nunca se detuvo”, testificó uno de los sobrevivientes, identificado solo como J.M.M.J. “Había un agujero en el camión y nos turnábamos para respirar por ahí”, dijo.
Las autoridades aún desconocen cuánto tiempo permanecieron encerrados los inmigrantes antes de que fueran descubiertos por un empleado de Walmart que avisó a la Policía.
La Fiscalía confirmó ayer el fallecimiento de una décima persona en el hospital, mientras otros 17 lesionados, se encuentran en condiciones críticas.
La cancillería de Honduras dice que no hay reportes de nacionales muertos en el camión.
El conductor, identificado como James Bradley, de 60 años y originario del estado de Florida, alegó que él no sabía que estaba transportando personas hasta que se detuvo en el Walmart para usar el baño y escuchó los ruidos.
Bradley explicó que él estaba llevando el camión de Texas a Iowa por órdenes de su jefe, e intentó conseguir ayuda cuando encontró a los inmigrantes, pero no llamó al 911.
La Fiscalía lo acusó de “transportar inmigrantes ilegales”, con resultado de muerte, delito por el que puede enfrentar cadena perpetua o la pena capital.
El secretario de Seguridad, John Kelly, lamentó las muertes “sin sentido” de los inmigrantes que, a su juicio muestra la “brutalidad” de los traficantes de personas.