Los datos del más reciente Boletín Epidemiológico Nacional sobre el dengue y su proliferación en Argentina son desalentadores. Desde el inicio de la actual temporada epidémica (el 31 de agosto pasado) hasta este 8 de abril, se han contabilizado al menos 35 fallecidos a nivel nacional y 41.257 casos en 15 jurisdicciones de cuatro regiones, habiendo adquirido más del 90% de los infectados la enfermedad en su lugar de residencia.
Si se comparan estos datos con los valores históricos, la estadística resulta preocupante. El número de pacientes actualmente es mayor en un 27% si se compara con el 2016 y en un 48,4% tomando en cuenta el 2020, 2 años con picos de enfermos en Argentina por esta dolencia viral, transmitida por el mosquito Aedes aegypti.
A esta situación se suma el hecho de que el 73% de los contagiados lo está con el serotipo DENV-2 del virus, una cepa más dañina, mortal y que crece mucho más rápido que las otras.
El médico infectólogo Ricardo Teijeiro señala que este nuevo periodo epidemiológico ha resultado ser muy diferente a los que el país suramericano acostumbra a enfrentar. Los cambios climáticos, con registros de altas temperaturas en marzo, han hecho que los casos se hayan «corrido en el tiempo» hacia este periodo. «El brote pasa a ser importante, con una cantidad de muertos que también no estábamos viendo en los últimos años», asegura.