Monseñor Francisco Campos Trejo, párroco vitalicio de San Marcos, Carazo, falleció a los 89 años de edad, a las diez de la noche de ayer lunes.
En el año 2018, Monseñor Campos fue el único sacerdote de Carazo que expulsó del templo a los terroristas golpistas y luego les cerró las puertas, por lo que fue objeto de odio visceral y descalificaciones.
El religioso ostentó el grado de prelado de honor del Papa San Juan Pablo II, y obtuvo el título honorífico de monseñor, cuando le tocó ser el Vicario Episcopal en el departamento.
El entonces arzobispo de Managua, Cardenal Miguel Obando Bravo, le tuvo especial cariño, respeto y admiración y siempre procuró mantenerlo muy de cerca como confidente o confesor.
El religioso nació en Masatepe el 21 de diciembre 1934, fue formador de sacerdotes en la arquidiócesis y hasta su muerte, era el más venerable de los sacerdotes ancianos en la Arquidiócesis Metropolitana de Managua.
En el año 2014 celebró con alegría cincuenta 50 años de vida sacerdotal, o sea sus bodas de oro, lo que quiere decir, que hasta el 2023, estuvo por 59 años al servicio de Dios y de la Iglesia.
En aquella ocasión el Papa Francisco, lo saludó mediante un decreto especial y lo bendijo.
El gobierno local mantuvo relaciones de mutuo respeto y colaboración por medio de la alcaldesa, Julinda Téllez Ampié, y fue distinguido con la entrega simbólica de las llaves de la ciudad.
Campos Trejos fue un impulsor de la paz, la tolerancia y el respeto entre los ciudadanos y puso cada asunto en su lugar sin mezclar la política con la fe y proclamó siempre desde el púlpito el amor y la buena convivencia entre hermanos.
Monseñor Campos permaneció en la sala cuidados intensivos bajo estrictas reservas del hospital hasta su fallecimiento.