Las explosiones provocadas por Israel en Líbano dejan ya un saldo de 270 fallecidos y más de 1.024 heridos, a pesar de los llamados de la comunidad internacional a la moderación.
En esta serie de ataques aéreos israelíes contra el Líbano, mujeres, niños y médicos figuran entre las víctimas mortales y heridos, según informó el Ministerio de Salud libanés.
Aunque no se ha precisado cuántas de las víctimas son civiles o miembros de Hezbolá, varios de los ataques israelíes tuvieron como objetivo áreas residenciales donde el grupo militante cuenta con una presencia notable.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, acusó a Israel de llevar a cabo un «plan de destrucción» contra su país y pidió a la ONU ya las «naciones influyentes» que intervinieran para frenar esta “agresión” por parte del gobierno.
En medio de una escalada de violencia, cientos de libaneses han huido de las zonas bombardeadas en el sur del país. En Sidón, una de las principales ciudades de la región, se han formado grandes atascos debido a la masiva evacuación de familias que buscan refugio en zonas más seguras.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado que los bombardeos tienen como objetivo “invertir la relación de fuerzas” en el norte de Israel, afirmando que su política es anticiparse a las amenazas en lugar de esperar a ellas.