Los científicos estadounidenses han identificado un río de plasma que protege a nuestro planeta de forma natural contra las tormentas solares.
Un campo magnético protege a la Tierra del viento solar, un flujo de partículas cargadas procedentes del Sol. Sin embargo, los brotes de la masa solar emiten una gran cantidad de partículas, y cuando llegan a la magnetosfera de la Tierra el campo magnético de nuestro planeta comienza a interactuar con el campo magnético del viento solar. Así, ocurre una reconexión de las líneas de fuerza de los campos magnéticos que provoca las tormentas magnéticas en la Tierra y permite a las partículas del viento solar penetrar en la magnetosfera. Hasta ahora se creía que la intensidad de estos procesos depende enteramente del viento solar.
Los últimos cálculos de los científicos han demostrado que el comportamiento de la plasmasfera que rodea la Tierra también influye en la intensidad de la interacción entre las líneas de fuerza del campo magnético de la Tierra y el viento solar. Resultó que cuando el impacto del viento solar en la magnetosfera se hace fuerte, una parte del plasma frío que rodea la Tierra se mueve hacia al límite de la magnetosfera más cercana al Sol. Esto aumenta la masa de la materia en la zona que interactúa con el viento solar, haciendo que la reconexión de las líneas magnéticas se convierta en menos activa.
John Foster del Observatorio Haystack del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) y sus colegas analizaron las señales GPS de satélites que están distorsionadas por la influencia de las tormentas magnéticas y los datos de los satélites que estudian el comportamiento de las auroras boreales. Debido a esto fueron capaces de registrar el flujo de plasma frío durante la tormenta solar moderada en enero del 2013.
«El campo magnético de la Tierra protege la vida en su superficie de los efectos de las erupciones solares. La reconexión tira una parte de este escudo magnético y transmite la energía hacia el interior, produciendo fuertes tormentas (magnéticas). El plasma fluye en el espacio y ralentiza el proceso de reconexión, por lo que la influencia del Sol sobre la Tierra no resulta tan devastadora», explica Foster.