El fenómeno, que pasó cerca de la órbita terrestre el 23 de julio de 2012, era la tormenta más poderosa de los últimos 150 años
En 2012, una erupción solar provocó una poderosa tormenta que pasó cerca de la Tierra pero era suficientemente importante como para «devolver la civilización moderna al siglo XVIII», informó la Nasa.
El fenómeno, que pasó cerca de la órbita terrestre el 23 de julio de 2012, era la tormenta más poderosa de los últimos 150 años, según un comunicado publicado en el sitio de la agencia espacial estadounidense el miércoles.
Sin embargo, en la Tierra, nadie se dio cuenta de ello.
«Si la erupción hubiera ocurrido una semana antes, la Tierra habría estado en la trayectoria», dijo Daniel Baker, profesor de física atmosférica y espacial en la Universidad de Colorado.
En lugar de ello, la tormenta impactó contra la nave espacial STEREO-A spacecraft, un observatorio solar equipado «para medir parámetros de eventos de este tipo», añadió la agencia.
Según los datos analizados por científicos, la tormenta habría sido comparable a la última que se conoce con el nombre de Carrington y que sucedió en 1859.
También habría sido dos veces peor que la tormenta solar que dejó sin energía la provincia de Quebec, en Canadá, en 1989.
«Con los últimos estudios, me convencí aún más de que los habitantes de la Tierra han sido increíblemente afortunados de que esta erupción en 2012 haya ocurrido cuando lo hizo», dijo Baker.
PÉRDIDAS
La Academia Nacional de Ciencias estimó que una tormenta solar como la de 1859 podría costar hoy unos 3.000 millones de dólares y que podría llevar años de reparaciones.
Los expertos señalan que las tormentas solares provocan apagones, lo que bloquea cualquier aparato, desde una radio hasta un GPS pasando por el suministro de agua que depende de bombas eléctricas.
Las tormentas suelen ser repelidas por el escudo magnético de la Tierra pero un impacto directo podría ser devastador.
Existe un 12% de probabilidades de que una gran tormenta solar como la de Carrington golpee la Tierra en los próximos 10 años, según el físico Pete Riley, quien publicó un artículo en la revista Space Weather más temprano este año sobre este tema.
Su investigación se basó en un análisis de registros de tormentas solares en los últimos 50 años.