Nadie discute la arbitrariedad de Costa Rica al lanzar hacia la frontera nicaragüense a centenares de migrantes cubanos. El análisis de expertos en derecho internacional nos muestra que no debemos buscar cinco patas al gato. Una quinta pata es el absurdo politizado de los que siempre buscan el pelo en la sopa para oponerse por oponerse. El gobierno tico debió recurrir a la comunicación y la diplomacia con su homólogo nica antes de su acción irresponsable, punto.
Otra cosa es ponerse en los zapatos de esos migrantes. Aquí somos presa de nuestro corazoncito y, más allá de la irresponsabilidad tica y de la posición digna y soberana de Nicaragua, uno quisiera correr a abrirles la puerta y encaminarlos hasta Honduras y por qué no, hasta Estados Unidos a donde ellos quieren llegar. Bárbaro sería convertirnos todos en guías angelicales de ese corredor humanitario. Se imaginan…
Pues que tontos seriamos todos. Guías angelicales de la discriminación, la hipocresía y la doble moral. Cómo le explicaríamos tanta generosidad al siguiente contingente de compatriotas deportados de Estados Unidos, quienes en vez de pies secos, pies mojados, encontraron una bofetada que los trajo de regreso con el sueño americano convertido en pesadilla. Y cómo le explicaríamos al sobrino, al hermano, al amigo o el vecino que tuvo que pasar por tantas dificultades, víctimas de coyotes y todo tipo de delincuentes para que del otro lado del río Bravo la migra les cayera como si se tratara de delincuentes peligrosos.
Llevar el caso al SICA es un acierto porque Centroamérica no puede ser candil de la calle oscuridad de la casa. Ojalá los presidentes reflexionen sobre la lógica del ciudadano común que, con más sabiduría que leguleyadas diplomáticas, espera que lo que es bueno para el ganso debe ser también bueno para la gansa. Resultaría una posición mata mama hacer de la región un corredor humanitario acomodado a los caprichos políticos de Estados Unidos.
Tendríamos que inventarnos una explicación bastante retorcida para justificar un corredor humanitario para los migrantes cubanos que cuando se trata de nuestros paisanos se transforma en un verdadero infierno. Y conste el infierno nada tiene de humanitario.
Ven por qué hablo de migración, hipocresía y doble moral.
**Erving Vega (TN8)