A lo largo de casi tres cuadras del barrio indígena de Sutiava de León, se vistieron de color con las vistosas alfombras pasionarias, acto de fervor religioso y sobre las cuales pasa el Santo Entierro.
Niños, jóvenes y adultos participan de la tradición, cuyo arte, creatividad e ingenio en el manejo de aserrín en varios colores, dan forma a variados pasajes de la Vida, Pasión y Muerte de Jesucristo.
La familia Zelaya Cortez, de 53 años de edad, es una de las que año con año, con mucho esmero y dedicación, elabora su alfombra de aserrín. «Es una tradición que nuestros antepasados nos han enseñado a demostrarle al Señor como es el amor que tenemos sobre Él y así nosotros le enseñamos a nuestros hijos y nietos», dijo Cortez.
Alrededor de 60 obras diferentes son las elaboradas, las cuales por su gran atractivo provocan la visitan de miles de personas, entre cristianos católicos, turistas nacionales y extranjeros.
El Viernes Santo es un día muy festivo y con mucho movimiento para la calle donde tradicionalmente han hecho las alfombras, ya que desde horas tempranas las familias empiezan con las labores que implica su elaboración.
La elaboración de las alfombras pasionarias es una tradición que realizan desde hace más de un siglo las familias del barrio indígena de Sutiava, en León.