El coterráneo Jairo Díaz Aragón, de 37 años de edad, confesó a la Policía tica las aberraciones y la saña con que mató a la niña nicaragüense Abigail Suárez Miranda, de 9 años, en una casita situada en la zona cafetalera de Copey de Santa María de Dota, al sur de San José, la semana pasada.
Las autoridades ticas capturaron a Díaz Aragón, a 4 kilómetros del lugar del crimen, pero aún no se ha aclarado si además de Abigail, el sujeto también mató al hermanito de la niña, Abraham, de 11 años, y a sus padres Ramón Suárez Espinoza, de 50, y María Haydée Miranda Salmerón, de 33.
Al momento de la captura al imputado se le encontró entre sus pertenencias el brasier de la menor Abigail, con el que, según las autoridades, se masturbaba después de haber cometido el crimen.
Según el Organismo de Investigación Judicial, el depravado tenía vigilada la casa y aprovechó que los padres dejaron sola a la niña para ingresar y hacer un ritual satánico mientras la asesinaba con un cuchillo de carnicero.
Al ser interrogado, el criminal detalló que cometió aberraciones contra la menor y cuando empezó a llorar le tapó la boca y los ojos con un trapo, procediendo a cortarla lentamente hasta verla morir. Luego tomó su prenda íntima y se la llevó.
Doce horas después del crimen de Abigail, su hermanito y sus padres fueron localizados asesinados a unos cien metros de distancia de su vivienda entre unos cafetales.
Las autoridades ticas indicaron que continúan investigando si Jairo Díaz Aragón asesinó a las otras tres personas, pero se cree que él también los masacró, tomando en cuenta que tiene antecedentes por asesinato y violaciones.
Los cadáveres de los cuatro nicaragüenses ingresaron este jueves por el puesto fronterizo de Tablillas y llevados a Presillas, municipio de El Rama, Caribe Sur, donde fueron sepultados por familiares y amigos.
Los gastos de repatriación de los cuerpos los asumió Nicaragua por medio de su embajada en Costa Rica, la cual facilitó los ataúdes, el transporte y otorgó documentos de viajes a parte de los familiares.