Juan Pablo Luque Castellón, de 37 años, es el nicaragüense que a pesar de haber recibido un tiro en la cabeza, ingresó consciente al hospital San Juan de Dios, de San José, Costa Rica, a tal punto que se acordó del número de cédula de su abuelo y relató cómo pistoleros le dispararon en San Antonio de Escazú.
“A pesar de presentar graves heridas en la cabeza, el hombre estaba como si nada, la masa encefálica está expuesta”, indicó uno de los galenos del centro asistencial que lo atendía, previo a ser llevado a sala de operaciones.
Y es que el coterráneo estaba en sus cinco sentidos, dejando anonadados a médicos y cruzrojistas por la forma en que se desenvolvía, conversando con quienes le atendieron con la herida en la cabeza y otro plomazo en la espalda.
El nicaragüense se dirigía en carro a una distribuidora, cuando sujetos desconocidos le dispararon aparentemente en un ajuste de cuentas y aunque los balazos fueron en zonas del cuerpo donde muy pocos logran sobrevivir, Juan Pablo si quedó para contar el cuento.