El Ministerio Público de Nicaragua pidió 89 años de cárcel para siete sujetos que confesaron haber participado en el asesinato y quema de los profesores Rigoberto González Centeno, de 34 años, y su esposa Rosa Estela Hernández, de 30.
El crimen fue perpetrado en la comunidad de Ocote Dudú, en Waslala, Costa Caribe Norte, la noche del pasado 12 de septiembre de este año.
La Fiscalía realizó la petición de la condena para los 7 acusados capturados el pasado fin de semana en San Miguel de Waslala, ante la jueza Primero de Audiencia de Matagalpa, Maribel Parrilla Castillo, ante quien los reos admitieron su culpabilidad.
Anteriormente tres de los asesinos ya se habían declarado culpables, y esta vez los criminales que confesaron su participación en la masacre son: Epifanio Picado López, Isaías Picado García, Bismarck Picado Martínez y los hermanos Ismael, Félix Pedro, Margarito y Rodolfo Picado Hernández.
En el debate de la pena el Ministerio Público pidió que los siete reos confesos cumplan 30 años de prisión por cada asesinato, ocho por el delito de incendio y uno por portación ilegal de armas.
Asimismo se solicitó a la autoridad judicial los condene a 15 años por asesinato frustrado, cuatro por incendio frustrado y uno más por portación ilegal de armas; porque la misma noche que asesinaron al matrimonio González – Hernández intentaron hacer lo mismo con otra familia en la misma comunidad.
Por la masacre, los hermanos Isaías y José García Centeno se declararon culpables la semana anterior y su pariente Francisco García Centeno fue sentenciado a 53 años por la jueza Maribel Parrilla, pero solo cumplirá 30 por ser esa la pena máxima en Nicaragua.
La lectura de sentencia para los siete últimos capturados y los hermanos Isaías y José García Centeno, será mañana viernes 9 de octubre, por lo que los diez acusados deberán de permanecer en prisión.
Los profesores Rigoberto González Centeno, y su esposa Rosa Estela Hernández López, de 30, fueron quemados con la casa que habitaban a medio kilómetro de la escuela Walter Müller en la comunidad Ocote Dudú, en Waslala, donde impartían clases.
Los sujetos primero dispararon hacia la casa de los maestros, y una vez que las víctimas estaban atrapadas, les regaron gasolina alrededor de la casa, provocando el incendio por los que los maestros murieron calcinados.
El mismo grupo delictivo atacó la casa de Emilio González Mayorga, donde habitan otras siete personas más. Ariel de Jesús González Centeno, quien estaba en la casa, en defensa de su familia disparó un arma de fuego.
Marcelino Picado Hernández, quien había planeado los crímenes y andaba con los agresores, terminó muerto de un balazo en el pecho.
Aunque las condenas para los diez asesinos sean de casi un siglo para cada uno, solo cumplirán 30 años por ser la pena máxima en el país.