El hecho ocurrió en una calle cercana al parque del barrio Carlos Nuñez, de la ciudad de Estelí, donde un perro atacó salvajemente a un caballito de cuatro meses de nacido, al que le desgarró más del 50 por ciento del musculo del glúteo izquierdo.
El pobre equino se salvó de morir desgarrado por los lugareños que corrieron a defenderlo y con palos, piedras lograron que el furioso perro saliera huyendo.
Al lugar llegaron los veterinarios Roberto Aguilar y Luis Enrique Gadea quienes trasladaron hacia el parque al caballito ensangrentado y con la carne guindada y durante más de dos horas le hicieron una cirugía reconstructiva.
El doctor Aguilar dijo que usaron como malla un trozo de nylon para que ayude a regenerar los tejidos, además inyectaron antibióticos para evitarle una infección al pequeño equino.
Además estaban buscando una casa del lugar para que tuvieran por unos días al caballito el que necesitaría curación diaria.
Los pobladores querían saber quién era el dueño del perro del cual no supieron para que el amo asumiera la compra de los medicamentos para el pobre animal.