Un niño de 10 años de edad, hijo de la nicaragüense Karen Cáceres Molina, murió tras ser baleado en la cabeza y uno de sus tobillos, en la vivienda que habitaba en el asentamiento Guararí, en Heredia, Costa Rica.
De acuerdo a las autoridades, desconocidos atacaron la casa del infante con armas de fuego, presuntamente por un ajuste de cuentas contra su padrastro o un hermano de la víctima, ya que estos supuestamente son conocidos asaltantes y han tenido problemas de drogas.
Asimismo señalaron que un hermano del niño, quien tiene 18 años, es señalado de estar involucrado en el asesinato a puñaladas de un hombre, versiones que son indagadas por las autoridades.
En la humilde vivienda, construida de ripios y lata quedaron las perforaciones de 13 balazos, dos de los cuales llegaron hasta el sofá donde dormía el niño quien falleció cuando era atendido en el hospital San Vicente de Paúl, en Heredia.