Ariel Martínez Dávila, de 30 años, pereció ahogado en las costas de Puerto Corinto, Chinandega, al darse un chapuzón con familiares y amigos, después de pegarse una buena “chamoleada”.
Amigos de la víctima dijeron que Ariel después de comer se fue a jugar con ellos al agua, y en cuestión de segundos lo perdieron de vista.
Fue durante una búsqueda que sintieron algo duro en el agua, y al revisar, encontraron su cuerpo que tenía residuos de vómito, por lo que presumen que fue víctima de una indigestión que provocó que terminara ahogado.
El cuerpo del ahora occiso fue entregado a su padre Wilber Martínez Varela, quien lo trasladó al barrio Félix Salgado, en Corinto, de donde era originario, para velarlo y darle cristiana sepultura.