Con la misma faja con que se amarraba los pantalones, el granadino Pablo Antonio Reyes López, de 59 años, se colgó del cuello en la rama de un palo de mangos en el patio de su casa ubicada en el barrio La Islita, de la Gran Sultana.
El cuerpo sin vida fue encontrado por David Antonio Díaz López, quien dijo a la policía que en algunas ocasiones su tío había dicho que su familia ya no lo quería porque el mucho bebía guaro, y que mejor se iba a matar.
Sin embargo, esa versión fue desmentida por otros miembros de la familia, y aunque la policía investiga el caso, el cadáver de don Paulo, no fue llevado a la morgue para ser examinado por el forense, a petición de los parientes.