Juan Bautista González, de 32 años, le puso fin a su existencia ingiriendo una considerable porción del letal herbicida gramoxone, por motivos que se llevó a la tumba.
El infortunado habitaba en la comarca San Pedro de Buculmay, en Pueblo Nuevo, Jinotega.
En otro saco similar, la campesina Eneida García Vanegas, de 33 años, murió cuando era trasladada al centro de salud de Pantasma, Jinotega, después que se tragó una porción de gramoxone, por una supuesta decepción amorosa.
La infortunada habitaba en la comarca El Comal, ubicada a 55 kilómetros al este de Pantasma, donde creyendo que su pareja la había abandonado se tomó el potente veneno.
Eneida García Vanegas, era madre de 14, 11 y 10 años, quienes ahora quedaron en la orfandad.