El tomador consuetudinario Manuel Salvador Herrera, conocido cariñosamente como el “Catire”, murió después de haber aceptado a Jesucristo como su salvador en el culto de oración realizado en el barrio Arlen Siu de la ciudad de Estelí.
Según el pastor Otoniel Rivera, el borrachito le pidió que orara por él porque ya no quería seguir tomando, minutos después le dijo que sentía mucho frío y decidió marcharse a su casa. Los familiares al ver que el “Catire” no salía del cuarto fueron a ver qué pasaba, encontrándolo sin vida.
Las autoridades policiales de la zona se movilizaron al lugar para investigar el caso.