Dos matagalpinos se matan por amor

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El joven José Guillermo Dávila Hernández, de 23 años, decidió partir de este mundo por la puerta falsa, tragándose un pichel de té de floripón, supuestamente por no ser correspondido por una bella jovencita en la comunidad Caño Negro, en Rancho Grande, Matagalpa.

Según las investigaciones, Dávila Hernández no soportó la desilusión amorosa y materializó el suicidio, tomándose el té de flores de la peligrosa planta que provoca efectos alucinógenos.

En tanto, Ezequiel Antonio Molinares, de 25 años, se privó de la existencia pegándose un balazo en la cabeza, supuestamente porque su amada lo “corcholeó”.

El hecho se registró en la comarca Vilapa, en Rancho Grande, Matagalpa, donde según algunos lugareños, Ezequiel Molinares se remangó en guaro en un bar y luego tomó la fatal decisión de acabar con su vida.

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