Byron Betancourt Huete, de 41 años, falleció mientras disfrutaba de un día en esparcimiento familiar en un río de la comarca San Marcos, número uno en Villanueva, Chinandega.
Byron había salido en la mañana con sus tres hijos, su cuñada Carolina González y un amigo identificado como Genaro, con quien estuvo tapineado, a pesar que los médicos le habían dicho que si volvía a probar un trago podría morir debido a la cirrosis hepática que padecía.
Sin embargo Betancourt no hizo caso, y como a las dos de la tarde, cuando se tomaba un vaso de agua, solo se escuchó su grito cuando llamaba a su hija Frania, y luego lo vieron caer sin vida.