15 mil córdobas en efectivo, documentos personales y hasta unos confites que les llevaba a sus hijos, fue lo que perdió Miguel Ernesto Potosme Rivas, de 39 años de edad, al ser víctima del viejo truco del checazo, cerca del restaurante El Quetzal, en la colonia Centroamérica, en Managua.
Miguel Ernesto, quien es oriundo de Chichigalpa, en el departamento de Chinandega, estaba regresando al país procedente de Costa Rica, en donde trabaja como peón de finca en Puntarenas, y al bajarse del bus fue interceptado por el par de mujeres chelas, altas y chichonas, que comenzaron a meterle plática.
Cuando las mujeres se percataron que Miguel Ernesto ya estaba “babeándose de verles los melones”, le pidieron el favor que les cambiará un cheque porque ellas no andaban cedulas, pero que les dejará sus pertenencias como prueba de confianza.
El “Gilberto” de Miguel Ernesto ni corto ni perezoso les dio una mochila en la que guardaba el dinero, sus papeles y los caramelos, y agarro el cheque para después dirigirse a una sucursal bancaria cercana, en donde les dijeron que el cheque era falso.
El chichigalpino al percatarse que le habían dado batazo, se fue corriendo donde había dejado a las mujeres, quienes ya habían volado del lugar, por lo que no le quedó más remedio que ir a la estación 6 de policía a interponer la denuncia.