Una señora de 77 años de edad pasará el resto de su vida cuidando a su hija de 42 años, porque los sueños de esta de ser psicóloga y ejercer su maternidad de forma integral fueron truncados, al ser diagnosticada como paciente de trastorno afectivo bipolar.
La mujer de la tercera edad es jubilada y solicitó a la jueza noveno de distrito de Familia, doctora María de los Ángeles Soza, la declaración de incapacidad para su hija y que le otorgue a ella el cargo de tutora.
Hace 14 años, tras un segundo parto, la entonces estudiante de tercer año de psicología abandonó sus clases, al empezar a comportarse de forma extraña y en un episodio que preocupó a su anciana madre, mató un par de chompipes mientras aseguraba que a quien quería eliminar era a su progenitora.
Tiempo después, vino un tercer embarazo que terminó en un parto gemelar.
“Doblaba la ropa y la volvía a desdoblar, así pasaba el tiempo…la niña lloraba y ella no le hacía caso…botaba sus cosas o las quemaba, de repente se desnudaba y se nos salía a la calle a caminar; cuando la vemos desorientada tenemos que llevarla a inyectar entre varias personas, ya que desarrolla una fuerza que yo no puedo controlar; ahora que está conmigo yo no la descuido con su medicamento”, explicó la señora.
“A veces anda amorosa y te anda besando, a veces no quiere hablar; cuando está mal agarra las verjas a golpes, se levanta a media noche y grita que quiere comer, desarrolla mucha fuerza”, relató la anciana durante la evaluación que el Consejo Técnico Asesor le realizó por orden de la jueza Soza.
Estos cambios habrían provocado que el esposo de la mujer y padre de sus cuatro hijos decidiera entregársela a su progenitora para que la cuide, pues él ya tenía otra pareja aunque aún no tramita el divorcio.
La mujer le confió a las miembros del Consejo Técnico Asesor: “Tengo cambios extremos por mi bipolaridad…cuando recibo una mala noticia o escucho por rumores de que me voy a quedar sola me pongo a llorar, porque yo nací para estar sola, no me gustar estar sola y por eso lloro; tengo tristeza, solo el cafecito hace que cambie…con una taza veo todo bonito…creo en Dios y pienso que Él me va a curar y ya no estaré con esta tristeza…Él dice que va a curar toda lágrima”.
La madre de la mujer recibe el 10 por ciento del salario de su yerno, desde que un juzgado de Familia le ordenó entregárselo con anterioridad en concepto de pensión para su manutención, dinero que a juicio de la Procuraduría de la Familia, debe seguirse entregando porque sigue casado con ella.
En la audiencia de vista, el hombre no se opuso a la declaratoria de incapacidad de su esposa y la designación de tutora de su suegra, porque ya tiene una nueva relación y no se puede encargar de ella.
Conforme la Constitución y el Código de Familia, la jueza Soza accedió a la declaración de incapacidad de la mujer y a la designación de su madre para que ejerza su tutela, por considerarla idónea para el cuido de su hija.