Este jueves por la mañana, Islandia volvió a ser escenario de un espectáculo natural de proporciones épicas: Una erupción volcánica en la península de Reykjanes, al suroeste del país, capturó la atención de todo el mundo.
Según la Agencia Meteorológica de Islandia, la tierra no descansa, y las imágenes que circulan en las redes sociales son la prueba fehaciente: Ríos de lava brotando de la tierra, iluminando el cielo con una columna de humo que parece anunciar el fin de los tiempos.
El fenómeno está ubicado cerca de la localidad de Grindavík, repitiendo la historia de temor y fascinación que ya se vivió el 18 de diciembre y el 14 de enero.
Aunque actualmente la ciudad se encuentra desocupada, las autoridades están en alerta máxima, evaluando cada movimiento de la tierra para determinar si la urbe corre peligro.
La jornada comenzó a las 5:30 de la mañana, con una serie de temblores que despertaron a la tierra al noreste del monte Syllingarfell. Solo media hora después, la península de Reykjanes se convirtió en el escenario de una impresionante erupción volcánica.
Con una grieta que se extiende por tres kilómetros y fuentes de lava que se elevan entre 50 y 80 metros en el aire, este evento no tiene precedentes. La columna de humo y cenizas alcanza los tres kilómetros de altura, dominando el horizonte y desafiando a la naturaleza misma.
Esta no es una escena aislada. En los últimos cinco años, la península de Reykjanes ha sido testigo de seis erupciones, con tres de ellas ocurriendo en los últimos tres meses.
La naturaleza parece no dar tregua a esta región, especialmente recordando la erupción de enero, que, tras la evacuación preventiva de sus habitantes, dejó casas engullidas por la lava y en llamas.
Islandia, tierra de hielo y fuego, nos recuerda una vez más su poder indomable.
La erupción de hoy es un recordatorio de que, a pesar de nuestro avance tecnológico, seguimos siendo vulnerables ante los caprichos de nuestro planeta.