Mañana viernes se cumplen 50 años de la audaz acción ejecutada por el Comando “Juan José Quezada” en la casa del ministro somocista José María Castillo Quant, con la cual el FSLN rompió el período de acumulación de fuerzas en silencio y pasó a la ofensiva política y militar que llevó al triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979.
La noche del 27 de diciembre de 1974, un grupo guerrillero del Frente Sandinista tomó como rehenes a todos los invitados a una fiesta de fin de año, que se celebraba en honor al embajador estadounidense en Nicaragua de esa época, y a la que llegaron políticos y ministros, a la casa del funcionario del dictador Anastasio Somoza Debayle.
Por cuestiones del destino y aunque no era objetivo para el FSLN, el embajador norteamericano se había retirado de la fiesta unos minutos antes de la incursión guerrillera, durante la cual Chema Castillo abrió fuego contra los miembros del comando, quienes se vieron obligados a dispararle.
Tras su ingreso, los guerrilleros no encontraron visibles a los funcionarios del dictador, a quienes retendrían a cambio de la liberación de sus compañeros presos, pero poco a poco los fueron descubriendo escondidos en los servicios higiénicos y en el jardín, temblando por temor a ser “ajusticiados”.
El comando que llevó a cabo la acción estaba integrado por el ex jefe del Ejército de Nicaragua, general en retiro Moisés Omar Halleslevens, Hilario Sánchez, Alberto Ríos, Roger Deshon, Eduardo Contreras, Germán Pomares, Olga Avilés, Eleonora Rocha y Félix Pedro Picado, entre otros.
Tras el hecho, Somoza fue informado de la retención de sus funcionarios “gruesos”, y se le exigió como negociador a monseñor Miguel Obando y Bravo, entonces arzobispo de Managua, quien llegó después de medianoche.
A Monseñor Obando, el comandante Eduardo Contreras le entregó la petición del comando que incluía la publicación en los periódicos y la emisión por radio en cadena nacional, de un pronunciamiento del Frente Sandinista en el que explicaba al pueblo su lucha, sus principios, y denunciaba la represión brutal de la dictadura.
Igualmente, exigía la liberación de los sandinistas encarcelados, la entrega de cinco millones de dólares, el aumento del salario mínimo, el otorgamiento del aguinaldo sobre el ciento por ciento a los trabajadores, el aumento del salario a los guardias rasos y la suspensión de las medidas represivas.
El manifiesto decía además que si no se cumplían las condiciones en un plazo de 36 horas, se tomarían acciones contra los rehenes, y aunque la primera reacción de Somoza fue de no negociar, en la mañana del 28 de diciembre accedió a publicar en todos los medios la proclama del FSLN e inició la negociación.
Con esa hazaña, el Frente Sandinista consiguió la liberación de todos los presos políticos, entre quienes estaban los compañeros José Benito Escobar, Manuel Rivas Vallecillo, Jacinto Suárez Espinoza, Lenin Cerna, Julián Roque Cuadra, los tres hermanos Núñez, Adrián Molina, Carlos Arguello Pravia y el actual presidente comandante Daniel Ortega Saavedra.
Además, con su audaz acción, se alcanzó una gran resonancia política nacional e internacional, y se aceleraron las condiciones de descomposición del régimen somocista y el desarrollo del Frente Sandinista para alcanzar la liberación del pueblo el 19 de julio en 1979.