Millares de nicaragüenses se preparan para conmemorar este martes 8 de noviembre, el 40 Aniversario del paso a la inmortalidad del Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca Amador.
Las organizaciones del Poder Ciudadano están invitando a la población a llegar a depositar una flor en el mausoleo de Carlos, quien dijo a los pioneros de la lucha revolucionaria en Nicaragua: “Y…también enséñenles a leer”.
Carlos Fonseca nació en el barrio Laborío de Matagalpa, el 23 de junio de 1936. Era hijo de Justina Fonseca, sirvienta y cocinera, y de Fausto Amador, contador de una empresa minera norteamericana.
Durante su niñez, Carlos ayudaba a su familia vendiendo caramelos en las calles. En 1955 se bachilleró y recibió La estrella de Oro, medalla que se otorgaba en la época al mejor bachiller de cada año.
Después se trasladó a Managua, donde fue nombrado inspector del Instituto «Ramírez Goyena», y luego se matriculó en la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de León.
En 1964, después de un exilio forzado por sus actividades revolucionarias, se trasladó a Managua y fue capturado el 20 de junio en el barrio San Luis.
En marzo de 1976 se fue a las montañas de Matagalpa y luego de ser denunciado por un “oreja” de la guardia nacional, Carlos Fonseca junto a varios compañeros cayeron luchando en una emboscada el 8 de noviembre, cerca de la casa del campesino Matías López Maldonado, en la región de Zinica.
Posteriormente, mientras el comandante Tomás Borge y otros compañeros estaban en la cárcel llegó un oficial de la Guardia Nacional, lleno de alegría a decirles que Carlos Fonseca había muerto.
El comandante Borge y los otros compañeros le respondieron: “Carlos Fonseca es de los muertos que nunca mueren”.