“Durante siete días fue velado, su cuerpo fue embalsamado, todas las flores de Nicaragua fueron para sus honras fúnebres, las más apoteósicas en la historia de Nicaragua”, rememora el delegado departamental de Cultura del Ministerio de Educación, Harold Delgado, quien junto a otros maestros y pedagogos depositaron una ofrenda floral en el monumento erigido al panida en el centro histórico de Managua.
A 103 años de la inmortalidad del maestro Rubén Darío, los estudiantes a nivel nacional le rinden honores porque su inspiración y genialidad tienen en alto a Nicaragua en la literatura mundial, gracias a que Rubén, aprendió a leer a los 3 años, siendo adolescente publicó sus primeras obras, leyó la biblia por completo y se entregó a varios textos de la época que enriquecieron su pluma y sello que lo hace el Príncipe de las Letras Castellanas.
El 6 de febrero de 1916, Darío fue homenajeado con un príncipe de la iglesia, en los 7 días que fue velado en él paraninfo de la ciudad de León, fue cambiado su traje cada día, y no ha ocurrido otro entierro con tanta pompa, y el arreglista del himno nacional de Nicaragua, Luis Abraham Delgadillo, dirigió la Banda de los Supremos Poderes, durante la semana que fue velado Rubén.
Actualmente, las niñas, niños y adolescentes que integran los 50 Coros Rubén Darío le rinden tributo a nivel nacional al que lideró la nueva era literaria de la época y que escribía y cantaba a la paz, el nicaragüense Rubén Darío.