Mina de San Albino, un museo a cielo abierto acerca de la lucha de Sandino

sandinoEnormes máquinas y piezas de metal que se han librado del saqueo pero no de la corrosión, y descomunales muros de concreto atrapados entre una colina y el aún vivo lecho de un río, es lo único que queda del antiguo campamento minero de San Albino.

Podría considerarse solamente un ruinoso lugar, solo apetecido por los cazadores de chatarra, si no fuera porque precisamente ahí se forjó una de las etapas más gloriosas de la historia de Nicaragua.

Fue de San Albino de donde partió a finales de 1926 el General Augusto C. Sandino para luchar desde el bando liberal contra los conservadores, y desde donde poco menos de un año después, luego de un oprobioso pacto entre los jefes liberales, conservadores y la Embajada de Estados Unidos, emitió su histórico manifiesto en el cual dejaba clara su voluntad de continuar la lucha hasta que las tropas yanquis abandonaran el territorio nicaragüense.

La mina dista unos 5 kilómetros del poblado de El Jicaro, a unos 285 kilómetros de Managua, en el departamento de Nueva Segovia. Se llega a través de un camino sin asfaltar y luego de superar estrechas curvas y de bajar y subir incontables colinas.

Una vez en el lugar, el visitante que espere encontrar un guía y las clásicas inscripciones con detalles de cada una de las maquinarias, se topará con otra realidad: San Albino es un museo a cielo abierto, donde solo son observables los vestigios físicos de la antigua bonanza minera. El resto, y quizá lo más importante, es el recuerdo imborrable de que ahí se gestó la lucha del General Sandino.

La mina era propiedad del norteamericano Charles Butter, y cuando Sandino decidió empuñar las armas contra los invasores fueron precisamente sus compañeros de trabajo -mineros honrados, víctimas de robos y engaños- quienes le acompañaron. Cuenta el mismo Sandino que de esa mina salieron apenas 30 hombres –él incluido-, que con el pasar del tiempo se convertirían en miles haciéndole frente al ejército más poderoso de la Tierra.

Hombre humilde, comerciante, artesano de pueblo, hijo ilegítimo, mestizo donde primó más la sangre india americana que la del conquistador español, pero con una vasta cultura, Sandino legó a las futuras generaciones un bello documento: el Manifiesto de San Albino, dado a conocer el 1 de julio de 1927. Era su primer manifiesto, una hermosa prosa y el mayor ejemplo del hombre que no vende su patria ante nadie.

Estos hechos convierten a este distrito minero en un importante punto del circuito turístico conocido como “La Ruta de Sandino”, que incluye además de Nueva Segovia, los departamentos de Madriz, Estelí y Jinotega.

Quienes más llegan a visitarlo son jóvenes deseosos de conocer los equipos mineros de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, que sirvieron de escenario para el mayor gesto de dignidad que podían dar un grupo de hombres contra las imposiciones del imperialismo estadounidense.

Moisés López Vázquez, Coordinador de la Juventud Sandinista 19 de Julio de El Jicaro, afirma que cada año se hacen peregrinaciones a este sitio histórico. El objetivo de ello es que las nuevas generaciones de nicaragüenses conozcan el sacrificio de los mineros y cómo estos se unieron a Sandino en una de las mayores gestas libertarias que ha visto Latinoamérica.

López asegura que la alcaldía municipal está trabajando en la creación de un museo con mayores condiciones, y así catapultarlo como un destino imprescindible tanto para los nacionales como para los extranjeros que quieran conocer la lucha de Sandino.

“Aquí está reflejado en este mineral la lucha que nuestro General inició, y desde aquí fue donde dio a conocer su primer Manifiesto”, insiste con orgullo este joven.

Gema Guadalupe Núñez es parte de un grupo de muchachos del municipio que cada año visitan la mina. Conoce cada rincón y sus palabras reflejan la fascinación nunca satisfecha de encontrarse en el lugar observando las mismas cosas que Sandino también vio hace noventa años.

“Aquí estuvo Sandino, para nosotros es un orgullo estar aquí en el mismo lugar”, asegura.

Un aspecto que hay que destacar es que estos jóvenes asumen al General como un camino a seguir, es decir, un ejemplo de compromiso con la patria.

“Todo lo que Sandino nos inculcó lo estamos cumpliendo”, subraya.

Y es que la mina no deja a nadie indiferente. Es como un imán, un referente histórico al aire libre que reclama reconocimiento. Es un palmo de tierra donde se escuchó por primera vez el grito libertario de 30 hombres que se negaron a ceder ante el invasor.

 

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