Muy buenas tardes queridos compañeros, compañeras, queridas familias de nuestra Nicaragua bendita, unida, siempre libre, esta Nicaragua de trabajo y paz, esta Nicaragua que todos queremos en trabajo y paz, esta Nicaragua donde tanto nos ha costado la paz, tanta sangre derramada, tanto conflicto, tanta historia que hemos venido dejando atrás, esta Nicaragua donde nos toca todos los días con responsabilidad afianzar la paz, la armonía, el diálogo social, la justicia.
Qué tristeza da la manipulación política de los mismos de siempre, esos minúsculos grupos que azuzan y desestabilizan para destruir Nicaragua. Hemos hecho un esfuerzo enorme como sociedad, como pueblo, como gobierno, como modelo político, de diálogo permanente, para instalar un país en armonía, tranquilidad, trabajo prosperidad y no violencia, esos esfuerzos, esos esfuerzos están siendo agredidos y violentados por quienes promueven la destrucción, la desestabilización, esos minúsculos grupos, quienes atentan contra la paz y el desarrollo, con intereses y agendas políticas, egoístas, toxicas, llenas de odio, esos que no toman en cuenta ni reconocen el milagro de la paz, y que se lanzan con almas que parecieran envenenadas pervirtiendo el ambiente que con tanta fe, ese ambiente alegre, seguro que todos queremos y que con tanta fe y tanta dedicación hemos venido alcanzando gracias infinitas a dios y de su mano, todos juntos en nuestro país.
Debemos hacer un llamado a los promotores de violencia que con cobardía y premeditación se ocultan de las cámaras que ellos mismos llevan o de los teléfonos que ellos mismos usan para solamente reflejar como culpables a quienes en legítima defensa han estado pronunciándose por la estabilidad y los derechos por la justicia social.
Una manipulación perversa la que hemos visto en los últimos días. No reflejan a los agresores y ponen a los agredidos como agresores, eso es una manipulación perversa, esos grupos minúsculos, esas almas pequeñas, toxicas, llenas de odio no representan el sentimiento, la necesidad de paz, de trabajo y de cariño del pueblo nicaragüense que tanto ha sufrido. Nosotros hemos sufrido la guerra, nosotros hemos perdido hermanos, compañeros en los conflictos, nosotros no queremos, no queremos volver atrás.
Nosotros estamos por la paz, hemos construido la paz, hemos trabajado para afianzar la paz, hemos creado un ambiente, un clima de armonía, social, de negocio, propicio para las inversiones, para los negocios, ese es el clima que están destruyendo en nuestro país, con maldad, con perversidad, esos minúsculos grupos que representan mezquinos intereses, la paz en Nicaragua, la armonía social en Nicaragua nos cuesta muchísimo, cuántos hermanos y hermanas perdieron seres queridos en las décadas de enfrentamiento, de confrontación, aquí nadie quiere la violencia, aquí todos queremos la paz.
Y hemos visto nada más un lado de la moneda en estos días, no han presentado, no hemos visto a través de esas redes de los minúsculos grupos tóxicos, los momentos en que atacan, las actitudes belicosas, agresivas, y se presentan como santos cuando representan y han representado banderas anti vida, banderas que no corresponden con la cultura, la tradición y la manera de ser de los nicaragüenses, los nicaragüenses queremos la paz, los nicaragüenses no queremos un país depravado y degradado por la violencia, sobre todo cuando viene de quienes solo piensan en sí mismos y vomitan su falta de fe, su falta de reconocimiento de la familia, su odio a la familia, a las devociones, a las tradiciones, a las creencias sagradas, a las prácticas cristianas, y solidarias que en Nicaragua gracias a Dios prevalecen, en todo momento esos, los que están ahí diciendo cualquier cosa, manipulando a las personas, se han lanzado contra las iglesias, se lanzan contra las iglesias, contra los pastores, contra los sacerdotes, contra la familia, son los que en todo momento han querido convertir a Nicaragua en un campo ajeno a nuestra manera de ser, promotores del aborto, promotores de formas de vida que no corresponden con nuestra cultura, con nuestra manera de sentir, de pensar, de actuar.
Subrayamos que la familia, los trabajadores, la juventud queremos la paz y acogemos el hermoso llamado de su Eminencia el Cardenal Leopoldo Brenes, que el día de ayer por la noche dio un mensaje a todos el pueblo nicaragüense, que coincide precisamente con lo que todos en Nicaragua y las familias en particular, las madres en particular, queremos, no a la violencia en Nicaragua, no a la violencia en Nicaragua y que se presenten los verdaderos promotores de violencia porque no los hemos visto, hemos visto respuestas de un pueblo que viene de décadas de conflicto, y si nos provocan, si nos agreden y pues ahí tenemos porqué vamos a permitir que sigan provocando en Nicaragua y que sigan agitando las aguas solo para pescar con intenciones mezquinas, revolver el rio que, gracias a Dios, va con agua viva, y lo están revolviendo para generar precisamente ganancia para esos pocos cuyo egoísmo no tiene límites, nosotros como cristianos creemos en el amor al prójimo, en la no violencia, en la fraternidad, el bien común la consideración y el respeto, las dificultades, los desafíos, los retos nos hacen aprender y crecer, crecemos ante el desafío, subrayamos que la unidad de Nicaragua es clave para la tranquilidad y el bienestar de todos, si de verdad amamos a nuestro pueblo a nuestro país como pueblo debemos descreer esas agendas de pequeñas y mediocres almas y agrupaciones que buscan pescar en aguas revueltas, que ellos mismos revuelven que ellos mismos agitan sin pensar en nuestra historia de lucha y de dolor para ganar en la confusión que ellos mismos producen.
Los nicaragüenses queremos la paz, queremos seguir adelante en fe, familia, en fe, en seguridad, queremos trabajar en paz, las agendas politizadas de unos cuantos, agendas egoístas, no le sirven a Nicaragua, solo las mesas de trabajo y paz, el encuentro la búsqueda de energía y climas propicios, llaman sinergia a eso, energías y climas propicios para generar coincidencias y para continuar nuestro rumbo de productividad y desarrollo. Solo eso garantiza el futuro en nuestro país, vamos adelante, y todos juntos porque estas circunstancias dolorosas tan manipuladas, esta corrupción de pensamiento y de intenciones, estos corazones enfermos cargados de odio y pervertidos no pueden sembrar el caos y negar a todas las familias nicaragüense la tranquilidad que gracias a Dios tenemos y que con tanta sangre hemos conquistado, esa tranquilidad que todos merecemos, amor a Nicaragua y no a la violencia, amor a Nicaragua y no a la violencia, no no y no a todo lo que empañe el blanco iridiscente de nuestra bandera, y el azul de nuestro cielo que solo quiere, como decía Darío, paz, paz, paz, venimos cantando paz, paz para trabajar, paz para vivir, paz para respirar, paz para luchar por la vida, paz para mejorar la vida, paz para que nada empañe la gloria inmortal de esta tierra bendita, de hombres y mujeres nobles, trabajadores, valientes que queremos avanzar por los caminos de tranquilidad, seguridad prosperidad, de bendición y de victorias, esos caminos que Dios derrama sobre nuestra patria, ese milagro, cuidemos el milagro de la paz, cuidemos y atesoremos el milagro de la paz.
Quienes atentan contra esos caminos niegan a Nicaragua y al pueblo nicaragüense los milagros y los caminos de bien, de encuentro, de bien común.
Tenemos que seguir trabajando juntos y trabajando para que el honor, la paz y el desarrollo sigan siendo los dignos laureles y las enseñas inmortales de un pueblo unido, noble, valiente, trabajador que jamás será vencido, y eso hay que tenerlo claro. A lo largo de nuestra historia hemos demostrado nuestras fortalezas, la capacidad que tenemos para defender nuestro honor, nuestra dignidad, y ahora en estos tiempos de paz, para defender nuestro derecho al trabajo, a la justicia y al desarrollo, sí a la vida, sí a la paz, sí al amor, sí al respeto, no a la violencia, no a la violencia, unidos somos paz y progreso, amor a Nicaragua y siempre más allá en fe, en familia, en comunidad.
Compañeros y compañeras este mediodía no quiero leer todas las notas que me mandan las instituciones de gobierno, creo que estamos todos ocupados en preservar la paz, todos ocupados en mantener el diálogo social, todos ocupados en garantizar que vayamos adelante como hemos venido saliendo adelante en los últimos años, que vayamos adelante en seguridad, en armonía, en reconocimiento de nuestra condición de hermanos y de familia nicaragüense, estamos ocupados trabajando con responsabilidad, con seriedad, como Estado, para precisamente asegurar las agendas de trabajo y paz, las agendas de bienestar, las agendas de desarrollo, las agendas de diálogo, las agendas de encuentro, todo lo que nos permita que el clima que hemos tenido en nuestro país, que propicia la productividad, las inversiones, el comercio, el desarrollo, se mantenga y que estos incidentes de las últimas horas no sean la constante ni la norma, que todos trabajemos para ir adelante en ese clima de unidad por el bien común, en esta tierra que ya sufrió mucho la conflictividad y que no quiere más conflictividad, los nicaragüenses, las familias nicaragüenses estamos gracias a Dios unidos en nuestra fe, en nuestras devociones, en nuestra culturas, en nuestras tradiciones, en nuestro amor a la patria, en nuestro amor a la vida y en la voluntad, el compromiso, la determinación de seguir cambiando Nicaragua para bien y para mejor, de acuerdo a lo que somos, de acuerdo a lo que hemos sido, reconociendo nuestro pasado, ese pasado de conflictividad al que nadie quiere volver, la paz nos cuesta, nos cuesta mucho, garanticemos la paz, pronunciémonos todos reconociendo que la violencia no lleva a ninguna parte y reconozcamos también las causas, los orígenes mezquinos de quienes promueven violencia, de quienes promueven desestabilización y de quienes quieren impedir el progreso, el bienestar de las familias nicaragüenses.
Todos los temas que hemos venido a la largo de los años consensuando para llegar a este tiempo de clima propicio para el desarrollo, todos estos temas ahí están, nosotros tenemos que entender que en estos días discutimos temas más complejos, más difíciles y que sencillamente tenemos que tener la serenidad para reconocer el derecho a la justicia de las mayorías, que ese derecho a la justicia no sea manipulado por minorías que con agendas políticas quieren sacar a nuestro país de las senda de desarrollo, el derecho a la justicia es la paz, el derecho a la justicia reconocido es la paz. Así que seguimos adelante trabajando para que en nuestra Nicaragua se garantice ese amor cristiano, ese amor que practica la no violencia, ese amor que cree firmemente en la paz, en el bien común, en la hermandad de todos los nicaragüenses.
Un abrazo de nuestro comandante Daniel para cada hermano y hermana, para cada joven, para cada mujer, para cada familia en la seguridad de que esta Nicaragua de confianza y de esperanza no va a ser alterada por grupos minoritarios que se han dedicado a desarrollar agendas políticas mezquinas y egoístas para activar, activar sus propuestas que no son las propuestas que coinciden con la cultura, la voluntad y la determinación de las familias nicaragüenses de ir adelante construyendo el porvenir en cariño, en reconciliación y sobre todo en la bendición de la unidad, en la bendición del reconocimiento del prójimo, el amor al próximo, amar al prójimo como a uno mismo.
Gracias compañeros compañas y gran cariño para todos y para todas.