La pasión, tradición y la riqueza culinaria del istmo centroamericano se dieron cita en Panamá en una jornada que no solo conmemoró los 202 años de nuestra independencia del yugo español, sino que también celebró la unidad y diversidad de nuestra región. Y, entre los sabores y aromas que llenaron el Parque Urracá, ¡Nicaragua brilló con luz propia!.
Desde la aurora de ese domingo 17 de septiembre, nuestros emprendedores patrios junto a colegas de toda Centroamérica, se dieron cita para ofrecer un banquete de platillos tradicionales. Entre ellos, resplandecían las baleadas salvadoreñas, el atol de elote costarricense, y, por supuesto, nuestros exquisitos asados nicaragüenses.
Con orgullo nacionalista, podemos afirmar que la comida nicaragüense fue la gran protagonista. A medida que avanzaba el día, las filas ante los puestos de nuestros compatriotas se alargaban, mostrando la preferencia por platillos como el baho, enchiladas, cerdo con yuca, nacatamales, y tantos otros que nos recuerdan nuestro terruño querido.
Yahaira Soza, del comedor La Casona, expresó con entusiasmo la recepción de los comensales: “Todo lo vendimos”. Su satisfacción fue eco de otros emprendedores como Julia Martínez y Bayardo Lara del comedor Lolita, quienes también alzaron sus voces en agradecimiento, especialmente a la Embajada de Nicaragua.
Karina Pinel y Jenny Gómez, con sus dulces tradicionales, no solo nos trasladaron a los sabores de nuestra tierra sino que también conquistaron paladares de hermanos centroamericanos y otros visitantes internacionales.
En la inauguración de la feria, la Embajadora de El Salvador, Diana Vanegas, hizo un llamado a la solidaridad y a la construcción conjunta de una región con igualdad, educación de calidad y soberanía. Una visión que, a través de eventos como este, vemos plasmada en la unidad, el esfuerzo y, sobre todo, en la rica tradición que cada nación del istmo aporta.
Finalmente, este rotundo éxito de la Feria Gastronómica Centroamericana no solo evidenció la exquisitez de la gastronomía nicaragüense, sino que también reafirmó el lugar de honor que ocupa nuestra cultura en el corazón del istmo. ¡Viva Nicaragua, siempre bendita y siempre libre!.