Gabriela Gutiérrez, originaria de Masaya, viene destacándose en el ámbito del periodismo en Jyväskylä, ciudad universitaria en la región central de Finlandia, cuna del famoso arquitecto Alvar Aalto y a 270 kilómetros al norte de la capital, Helsinki.
El de Gabriela es uno de los muchos ejemplos anónimos de compatriotas que sobresalen en otros países, gracias al tesón y esfuerzo que caracteriza al nicaragüense.
La joven, que irradia simpatía y dinamismo, publica una columna en el diario Keskisuomalainen, uno de los más antiguos del país nórdico, espacio que obtuvo por concurso. Además, Gabriela inicia este mes prácticas profesionales en la Alcaldía de la ciudad, donde espera contribuir a reactivar el hermanamiento de Jyväskylä y Jalapa, Nueva Segovia, que data de 1988.
La carismática muchacha conversó con el embajador de Nicaragua en Finlandia, Compañero Ricardo Alvarado, quien visitó el Instituto Politécnico de Jyväskylä (JAMK).
Graduada de Comunicación Social por la Universidad Centroamericana (UCA), Gabriela culminó una maestría en España, en 2012, pasando posteriormente a desempeñar un cargo en la Alcaldía de Masaya.
Un año después fue de vacaciones a Santiago de Compostela, en España, donde por azares del destino conoció al que hoy es su pareja, Joni, especialista en computación, oriundo de Jyväskylä.
Gabriela, quien publica sus artículos periodísticos en finlandés y planifica también aprender el idioma sueco, asegura con voz tenue pero clara: “El amor me trajo a Jyväskylä, pero a Nicaragua la llevo en el alma”.
Apura un trago de agua y expresa: “Cuando te encuentras fuera, es cuando realmente te das cuenta del tesoro que tenemos, de lo extraordinario que es nuestro país. Aprecio ahora más, desde estos bosques gélidos, salpicados por cientos de lagos congelados, la magia exótica de mi tierra, riquísima culturalmente, especial, con gente tan amable que te hace sentir en familia”.
Dirige su mirada serena a Joni y afirma categóricamente: “Yo no pierdo mis raíces. En mi columna escribo que me siento como una iguana de nuestros volcanes tomando nieve en estos inviernos fríos, sin sol, a los que intento impregnar un poquito de calor con rayitos de nuestro trópico azul y blanco. Trato de representar a mi país, cálido y feliz por antonomasia, con una sonrisa acogedora”.
Sobre la mujer nicaragüense, Gabriela asegura sin titubeos: “Siento que ahora la mujer nicaragüense tiene más protagonismo, sobre todo las jóvenes. Creo que el trabajo que se está haciendo en Nicaragua, el “Vivir Limpio, Vivir Sano, Vivir Bonito, Vivir Bien…”, tiene resultados tangibles.
“Veo a Nicaragua más próspera y no dudo que cada día que pase emigrarán menos nicaragüenses. Bueno, tal vez uno que otro lo haga por esas trampas que tiende Cupido, como yo, por esas razones del corazón que la razón no entiende”, agrega sonriendo y tomando la mano de su compañero, quien la escucha con la atención imperturbable que identifica a los finlandeses.
La joven periodista, que tiene entre sus pasatiempos la fotografía y entre sus objetivos montar una exhibición de imágenes nicaragüenses, envía un mensaje a nuestra juventud: “No existen barreras en este mundo que no se puedan superar, todo se cumple con esfuerzo y perseverancia”.
Y concluye puntualizando, con esa energía noble y gallarda propia de la mujer nicaragüense: “Hoy tenemos un país con más oportunidades. Si todas y todos contribuimos con un granito de arena, los que residen fuera y dentro del terruño, mucho más temprano que tarde Nicaragua dejará para siempre el subdesarrollo”.