Buenas tardes compañera, buenas tardes queridas familias de nuestra Nicaragua, Bendita, Unida, esta Nicaragua que trabaja en cariño, que trabaja para fortalecer la Paz, que trabaja para fortalecer derechos, que trabaja para fortalecer el Bien Común y en esta Nicaragua, todos los días ponemos a prueba nuestro Espíritu Cristiano, Solidario, donde todos los días queremos trascender los pecados capitales, el egoísmo es uno de ellos, donde todos los días queremos enfatizar la Hermandad, la Fraternidad, la Alegría, de vivir cada vez con más derechos.
La Alegría de que cada día aumente el número de nicaragüenses que se sienten respaldados por este Estado y este Gobierno, en Cristianismo, Socialismo y Solidaridad; esta Nicaragua donde cada mañana invocamos a Dios Nuestro Señor para dar gracias por la Vida, para dar gracias por la Paz, para que siga derramando sobre esta tierra sagrada Bendiciones, Bendiciones, Bendiciones.
Que siga derramando sobre esta tierra sagrada y sobre todo este pueblo mucha serenidad, mucho sentido de justicia, para que sigamos fortaleciendo nuestra buena conciencia, nuestra buena fe, nuestra esperanza, nuestra confianza, nuestro buen corazón, para que sigamos como seguimos, juntos y unidos trabajando por muchas nuevas Victorias.
Y sobre todo enfrentando, con valentía, con responsabilidad, con seriedad todos los desafíos, todos los retos, teniendo en cuenta que a los Estados, a los Gobiernos les corresponde tomar en cuenta a todos y tomar en cuenta el Bien de Todos.
Escucharnos, dialogar, trabajar juntos y sobre todo, llegar a decisiones que tomen en cuenta el Bien de Todos, no solo un lado de la moneda, sino todas las caras de la moneda, decisiones que representen las perspectivas y las necesidades de todos, ese es el trabajo, esa es la responsabilidad de un Gobierno, de un Estado que como el nuestro se identifica en opción preferencial por los pobres y se identifica en amor a nuestro país, en amor a nuestro pueblo, en responsabilidad, en serenidad, en sabiduría, para ir asumiendo los retos, los desafíos, con las decisiones meditadas y sobre todo, las que incluyan las perspectivas y los derechos de todos; decisiones que representen afianzar las posibilidades de todas las familias, los derechos de todas las familias y sobre todo, el sagrado derecho a la salud, el sagrado derecho a las pensiones, a la jubilación, para todos.
Este es un país que sufrió mucho con la guerra y tenemos miles de víctimas de guerra y tenemos que tomarlas en cuenta, y tenemos que seguir atendiéndoles y tenemos también una cantidad de Adultos Mayores.
Recordemos cómo hace algunos años, los Adultos Mayores, reclamaban su derecho a una pensión reducida y cómo se alteró el país, y cómo todos nos unimos para reclamar ese derecho y para conceder y trata de concedernos, reconocer es la palabra adecuada, el derecho de los Adultos Mayores a tener una pensión reducida.
Ese derecho que ellos hoy sienten que les ha sido reconocido, como decía ayer, el hermano Porfirio, es un derecho que ellos defienden, como defendieron su derecho a la pensión, hace algunos años.
Es decir, tomemos en cuenta que vivimos en un país, donde todavía hay pobreza y donde para muchas familias, para mucha gente, tener asegurada salud, alguna pensión para la vejez, alguna cobertura frente al riesgo de invalidez, y algo para las familias cuando fallecemos, eso es el único soporte, el único aliento, la única certeza para la edad Adulta y para la hora triste de las enfermedades.
Y por eso es que estamos trabajando para garantizar ese derecho, ese derecho a vivir con la certeza de que a la hora de una enfermedad, a la hora de una desgracia, vamos a estar protegidos y vamos a contar con el respaldo de programas de salud, medicamentos, en la edad adulta, cuando más se requiere medicamento para los distintos malestares o padecimientos, propios precisamente de esa edad adulta y además, cuando se ha vivido con mucho desgaste por el tipo de trabajo que se ha desarrollado, por la pobreza misma, esos padecimientos son más severos.
Y estar, tener garantizado el medicamento, la hospitalización, la atención médica, una garantía, es una garantía, tener asegurado el medicamento, la pensión, la atención médica, es una garantía de vida.
Así es como estamos trabajando, tomando en cuenta esa necesidad, tomando en cuenta que nosotros siempre nos hemos comprometidos con los pobres, con los empobrecidos; nos hemos comprometido como Gobierno y como Estado, en la lucha contra la pobreza; y precisamente para poder avanzar contra la pobreza, hay que trabajar reconociendo el derecho de los más pobres, de los empobrecidos para que podamos juntos ir saliendo de esa desgracia, ese pecado, otro pecado capital, la pobreza, porque la pobreza al fin y al cabo es el resultado de la indiferencia, es resultado de la acumulación y de la indiferencia hacia el prójimo, la pobreza representa falta de espíritu cristiano en las sociedades, en general, falta de amor al prójimo.