El neurocientífico Barry Komisaru, de las Universidad de Rutgers en los Estados Unidos, se encuentra estudiando este fenómeno y publicó su último estudio en la revista Journal of Sexual Medicine.
Para ellos colocó a 11 mujeres de distintas edades dentro de un escáner de resonancia magnética nuclear y las hizo autoestimularse el cérvix, el clítoris, la vagina y los pezones, cada uno por separado.
Las imágenes revelaron que durante el orgasmo se producía un aumento de energía en diferentes zonas de la corteza sensorial en los primeros tres casos; mientras que al estimular los pezones además de áreas del córtex se activaban regiones correspondientes a los genitales; confirmando que al estimular los pezones las mujeres también pueden alcanzar un orgasmo.
En un orgasmo, la corteza sensorial cerebral es la primera en reaccionar. Pero después, la actividad se extiende al sistema límbico y, finalmente, alcanza el hipotálamo, que liberaoxitocina, la hormona vinculada al placer.
El investigador señala que al comprender y controlar las áreas del cerebro que producen sensaciones placenteras es posible crear tratamientos contra la depresión, las adicciones e incluso la obesidad.