Un reciente estudio encontró que incluso un poco de alcohol durante el embarazo puede afectar el desarrollo facial del bebé.
El estudio, encontró que el consumo de alcohol durante cualquier momento del embarazo de una mujer, sea la cantidad que sea, puede causar diferencias anatómicas en la forma cráneo-facial de un niño, incluso aunque el niño no ha sido diagnosticado con el trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) o el síndrome de alcoholismo fetal (SAF), ambos relacionados con trastornos cognitivos y anomalías faciales como ojos pequeños, labios superiores delgados y una filtrum liso (la pequeña ranura entre la base de la nariz y el labio superior).
Para el estudio, los investigadores australianos recopilaron datos de 415 niños blancos y de sus madres, y les pidieron que informaran sobre sus niveles de consumo de alcohol durante los tres meses previos al embarazo y a lo largo de cada trimestre. Las madres que se abstuvieron de consumir alcohol sirvieron como grupo de control.
De los 415 niños, 326 estuvieron expuestos al alcohol en algún momento antes del nacimiento: 193 lo estuvieron durante todo el embarazo y 133 en el primer trimestre solamente. Cuando los bebés tenían casi un año de edad, los investigadores tomaron fotos de sus rostros con múltiples cámaras en ángulos diferentes, lo que produjo una foto 3D que detallaba casi 70.000 puntos en cada cara.
Las técnicas de escaneo mostraron diferencias sutiles como una nariz ligeramente más corta y respingada en los bebés cuyas madres bebieron alcohol, incluso en las cantidades más bajas, en comparación con aquellas madres que se abstuvieron.
Las diferencias más pronunciadas se produjeron en los niños expuestos a alguna cantidad de alcohol durante el primer trimestre en comparación con los niños que no fueron expuestos en absoluto.