Dile adiós al estreñimiento. La constipación es una de las causas más comunes del abdomen abultado. Si no vas al baño todos los días es hora de cambiar tu alimentación. Opta por una dieta rica en fibra, verduras, fruta y agua. Todos estos elementos, junto con el ejercicio, favorecen la eliminación de los alimentos.
Olvídate de la sal. Según los expertos, con sólo quitar la sal no importa que consumas la misma comida, podrías bajar hasta un kilo en una semana, pues tomar demasiada sal provoca que las células se hinchen para diluir el exceso de sodio. Una buena forma de sustituir la sal es agregándole a los alimentos especias y hierbas.
Toma agua y deja los refrescos. Si quieres lucir un vientre plano debes beber unos dos litros de agua al día para ayudar a depurar el organismo y evitar la retención de líquidos. Además debes evitar los refrescos, que son los que te llenan de gases e inflan tu estómago.
Respira correctamente y vigila tu postura. Cada vez que respiras podrías estar ejercitando tu estómago. Si aprendes a respirar la técnica del yoga (respiración abdominal), con cada inspiración (sacas el aire) y expiración (metes el abdomen), puedes estar haciendo un muy buen ejercicio. Además, es importantísimo que siempre mantengas la postura correcta espalda recta y el abdomen contraído, para conseguir el estómago plano de tus sueños.
Cuida tu flora intestinal. Ésta está formada por millones de bacterias” buenas” que viven en nuestro sistema digestivo y que nos ayudan a su óptimo funcionamiento. Cuando estamos estresados, con una dieta inadecuada, consumimos medicinas como antibióticos, la flora intestinal se altera y aparece la hinchazón, los gases y la mala digestión. Para evitarlo debemos consumir alimentos ricos en probióticos como son el yogurt, el chocolate negro, las microalgas, el miso y los pepinos encurtidos.
No te comas el aire. Si comes en cinco minutos se notará en tu estómago, pues una de las consecuencias más comunes de comer deprisa es la aerofagia, es decir, los gases provocados por ingerir demasiado aire en las comidas. El aire no alimenta, pero ocupa un espacio en el estómago y entorpece la digestión. Al comer procura masticar bien cada bocado, disfrutando de tu alimento y procura hacerlo sin prisa. Verás cómo comes menos y tu digestión mejora.