1. Te das ganas de comértelo todo, literal
No sabes bien por qué, pero tu cuerpo solo pide comida, a pesar de sentirte hinchada, solo necesitas comer y seguir comiendo. Puedes pasar el fin de semana entero pidiendo comida. La gente a tu alrededor sabe que si se atreven a decirte algo como “ya deja de comer” pueden morir sin terminar la frase.
2. Los estados de ánimo
Estás fuera de control. Ni siquiera puedes soportar estar contigo misma. Es completamente ridículo. Un momento quieres llorar porque, no sé, no hay plátanos, y al siguiente minuto estás lista para pegarle a todo el mundo. Eso sí, esto no es siempre así, hay veces en que tu estado de ánimo no cambia en absolutamente nada.
3. El sangrado
El sangrado… qué innecesario. Es que realmente ¿por qué? La verdad es que no crees posible que alguien pueda sangrar tanto y no morir. Lo peor es que antes cualquier movimiento tu cuerpo decide expulsar esos fluidos que tu organismo ya no necesita.
4. Verano.
Si hay algo peor que estar con la regla, es que la tengamos en verano. Si de por sí es un asunto bastante tedioso, con el bochorno y el calor esto se hace realmente insufrible. No importa si acabamos de salir de la ducha, a los segundos ya nos sentimos pegajosas.
5. Los dolores repentinos
Los incones son algo natural, pero a veces llegan en momentos inesperados. De pronto estás dando un examen, exponiendo algún trabajo, en una reunión de la oficina y ahí vienen, sin aviso. Lo único que queremos es huir a casa y quedarnos ahí por el resto del día.
6. La ropa
Sentimos que nada nos queda bien porque estamos hinchadas. Ese vestido hermoso que siempre te queda bien, tu jean favorito, la blusa que resalta lo mejor de ti o la casaca que te suele quedar perfecta, nada te queda bien. De hecho si pudieras andar todo el día en buzo, lo harías.