1. Rubor en las mejillas. La luz del baño también juega malas pasadas y obliga a poner dos manos de colorete cuando solo es necesario una. ¿Qué hago? Se puede rebajar el color poniendo un poquito de crema hidratante en la zona y extendiéndola hacia los lados.
Evita aplicar el colorete en el centro de las mejillas, a modo de círculo, es mejor seguir el hueso del pómulo, desde la mejilla hacia la sien, se consigue un efecto lifting.
2. Máscara de pestañas. Cuando se cae un poco de máscara de pestañas sobre el pómulo o el contorno de los ojos, déjalo secar, porque si intentas limpiarlo cuando está húmedo solo conseguirás extenderlo más.
Una vez seco, coge un bastoncillo humedecido con agua y retíralo. Acto seguido, pon una pizca de base de maquillaje en la yema de tu dedo índice y aplica en la zona para igual el tono.
Procura pasar por alto el maquillaje de las pestañas inferiores, sobre ellas el rimmel proporciona una mirada cansada.
3. Autobronceador. “Aplicar el autobronceador es casi, casi una ciencia exacta”, comenta la maquilladora Charo Palomo, quien recomienda limpiar y exfoliar muy bien la piel y extender el producto con calma, masajeando para obtener un buen resultado, de lo contrario no queda más remedio que frotar y frotar hasta arrastrar todo el producto.
4. Cejas pobladas. Esta temporada se llevan las cejas pobladas, eso sí, bien peinadas, no cada una a su aire. El truco para domarlas es aplicar sobre un cepillo de dientes un poco de laca y a continuación peinarlas. Así, se evita su rebeldía.
Olvídate de las cejas finas, estuvieron de moda en la década de los años 70. Unas cejas pobladas bien definidas y diseñadas, enmarcan la mirada y restan años.
5. Exceso de base. Un maquillaje natural requiere una base con un tono exacto al de la piel. Si te has equivocado de color o has puesto más producto del necesario, coge una esponja de maquillaje limpia y difumina. No arrastres el producto, lo único que conseguirás es trazar surcos. Después aplica con una brocha gorda polvos traslucidos para atenuar el color.
Pero no abuses de ellos, su exceso realza las líneas de expresión y las pequeñas arrugas de la frente y el contorno de los ojos. Los polvos resultan muy favorecedores sobre la nariz y la barbilla para matizar los brillos.