1. Conversar. El estudio “Archives of Sexual Behavior”, de Canadá, concluyó que los niveles de oxitocina en cantidades tan generosas como las que se liberan después del orgasmo propician un momento de unión que debe aprovecharse para expresar cariño y afecto, pero no para exigir compromiso ni creer en promesas.
2. Acariciar. Según el psicólogo Daniel Kruger, la mujer necesita proximidad física y emocional. Este juego de besos, mimos y caricias sólo es posibe si el sexo ha tenido como escenario un lugar cómodo y seguro.
3. Dormir. Principalmente en el hombre (por la descarga de prolactina) el orgasmo provoca somnolencia, satisfacción y relajación. Pero no es para preocuparse, ya que eso no significa falta de amor ni de interés. Lo bueno es que la mujer lo acompañe, ya que el sexo es buen conciliador del sueño.
4. Amnesia global transitoria. Es un estado de confusión y pérdida de memoria durante unos segundos. La causa está en una bajada de oxígeno en la sangre que produce un “corte” en los circuitos de la memoria.
5. Mirar el teléfono celular. Sobre todo los jóvenes, que tienen una gran resistencia física, aprovechan el momento para continuar el juego erótico con selfies, videos o hasta actividades en las redes sociales. El peligro es perder el control y la privacidad de esas imágenes, lo cual los puede perjudicar en su vid pública.
6. Llorar. Suele sucederle a las mujeres, y es un modo de liberar la tensión acumulada en ese momento de máxima excitación. Investigadores del Instituto de Tecnología de Queensland, en Australia, descubrieron que una de cada tres mujeres sufre este estado de melancolía justo después de una relación sexual, aunque haya sido satisfactoria. Se conoce como disforia postcoital (PCD por sus siglas en inglés).
7. Huída. Algunas personas se visten apresuradamente, buscando una excusa para irse quizás porque sienten temor, vacío o incomodidad.
8. Conductas neuróticas. La higiene íntima es importante, pero sin llegar a conductas obsesivo compulsivas como les sucede a muchos.
9. Fumar. Es una reacción convencional. Muchas veces funciona como mecanismo de recompensa, debido al esfuerzo y al gasto energético producido durante el sexo.
10. Jaquecas orgásmicas. Nada que ver con la vieja excusa para eludir las relaciones sexuales. La sucesión de sensaciones, contradictorias y a veces extremas, desde el inicio hasta el fin del encuentro sexual, aumenta en algunos hombres y mujeres la presión arterial y deriva en migraña.