El Cementerio Municipal de Jinotega fue hace unos 35 años el escenario desde donde el pueblo, clandestino entre cruces y tumbas, se insurreccionó, formando un frente amplio de lucha contra la genocida Guardia Somocista, la cual se enrumbaba a ser una dinastía en el país con casi 45 años de despotismo, sometiendo al pueblo a su sangriento y poderoso brazo de hierro.
Con sublime nostalgia, Margarito Meza es un popular personaje jinotegano que todavía recuerda sus años de panteonero, cuando durante los años previos a la Revolución Popular Sandinista, fue testigo de los revolucionarios que lucharon contra al régimen somocista, bajando y subiendo al cementerio desde la altísima Peña de la Cruz, en el cerro que lleva el mismo nombre.
Durante aquellos difíciles años, Margarito cuenta que el cementerio siquiera es la sombra de lo que es hoy, un camposanto con más de 6 mil tumbas, muchas de ellas ocupadas por hombres y mujeres valientes que luchando contra el régimen, y anhelando la patria libre de ahora, sacrificaron sus vidas, y fueron asesinados por la Guardia Nacional.
El alcalde de Jinotega, compañero Leónidas Centeno, destacó que este camposanto guarda a grandes hombres de lucha como Otto Casco, quien fue un revolucionario partícipe de la Gesta histórica de Pancasán; además de los grandes Héroes y Mártires de Asturias, como Mauricio Altamirano, Omar García, Francisco Zeledón y Urania Zelaya.
Expuso que además el camposanto es visitado el Día de los Fieles Difuntos por la gran familia sandinista, quienes llevan flores al General Patricio Centeno, quien destacó como un héroe de la Batalla de San Jacinto, en su lucha por la defensa del decoro nacional; además que recuerdan al historiador, poliglota y profesor de generaciones, Harvey Well, quien recopiló gran parte de la historia de este departamento nicaragüense.