Nicaragua señaló desde Bonn, Alemania, en la ronda de negociaciones de la Convención Marco sobre el Cambio Climático, que un acuerdo a alcanzar en 2015 en esta materia necesita tener mecanismos claros de implementación, y sobretodo de las finanzas necesarias para la adaptación.
A continuación, intervención del compañero Paul Oquist -representante de Nicaragua- durante estas reuniones:
INTERVENCION DE NICARAGUA EN REUNION SOBRE PLATAFORMA DE DURBAN
Bonn, 06.06.2014
Señor Presidente-
Nicaragua se asocia a la posición del G-77+China presentada por la República Plurinacional de Bolivia.
La proporción de personas que niegan la existencia del cambio climático es una minoría que tenderá a reducirse en el curso de un siglo cada vez más afectado por el fenómeno. Sin embargo, la proporción de personas que no cree que las organizaciones internacionales y los gobiernos del mundo sean capaces de hacer frente al problema es una mayoría creciente.
No es que no hay acuerdos, existe Kioto y Bali, pero no hay implementación de los acuerdos. No podemos seguir así. Es irresponsable en cualquiera organización asumir compromisos sin contar con la voluntad, la capacidad, las tecnologías y las finanzas necesarias para cumplirlos.
Los costos de esta situación ya son aparentes. La meta de 2 grados Centígrados en este siglo ya se ha perdido y la adaptación a un mundo de 3.7 a 4.8 grados será mucho más dolorosa en vidas humanas, destrucción e inseguridad alimentaria, así como más costosa.
Es absolutamente necesario en el Acuerdo de 2015 tener una clara especificación de los mecanismos de implementación y sobre todo de las finanzas que tienen que ser públicas, mixtas y privadas. Todas las formas son necesarias.
Por ejemplo, en Nicaragua hemos pasado del 25% de energía renovable en 2007 al 52% en 2013 y alcanzaremos el 90% en 2020, dejando 10% en gas para regular el interconectado, basado en proyectos hidroeléctricos, geotérmicos, eólicos, solares y de biomasa financiados con US$2.9 mil millones en inversión extranjera directa privada.
Al mismo tiempo tenemos enormes necesidades de reforestación que requieren de inversiones mixtas por parte del Gobierno y la empresa del Gran Canal Interoceánico, así como inversiones privadas. La razón por la cual Nicaragua puede construir un canal, que pueda atender los buques más grandes en los mares hoy en día y en el futuro cercano, es porque tenemos suficientes recursos hídricos, pero en el siglo de cambio climático tenemos que proactivamente sembrar agua, fijar nuestros suelos y crear hábitat para un repunte de la biodiversidad, fortaleciendo así nuestra capacidad de adaptabilidad al cambio climático.
Finalmente, después de que la Depresión Tropical 12E asoló Centroamérica en 2011, la Comisión Económica de Naciones Unidas CEPAL estimó que Nicaragua tenía US$1.9 mil millones en necesidades de rehabilitación y de adaptación inmediata al cambio climático. Casualmente esa cifra equivale exactamente a nuestra recaudación fiscal en 2013, US$1.9 mil millones. O sea, a 0.85 grados de alza de temperatura nuestras necesidades de adaptación representan un año de presupuesto. Ya hemos construido con fondos nacionales un asentamiento humano con casas para 1000 familias refugiados climáticos con presupuesto nacional y fondos del Acuerdo Petrolero de Petrocaribe.
Estas son las razones del por qué nosotros y todos los países en desarrollo enfatizamos adaptación y los medios de implementación, sobre todo finanzas.
Quisiéramos sugerir 3 puntos en el campo financiero:
1) La necesidad de utilizar al máximo y capitalizar los mecanismos existentes de financiamiento climático como primera prioridad.
La GEF acaba de tener una reabastecimiento exitoso, pero el monto total, así como el monto de los proyectos y el multiplicador de financiamiento local exigido son inadecuados dadas las necesidades.
Nuevas fuentes de financiamiento deben ser asignados al Fondo de Adaptación, que tiene cada vez menos recursos, no obstante la prioridad crítica de este tema.
2) La aprobación y operacionalización del Mecanismo de Varsovia de Pérdidas y Daños como mecanismo financiero. Esto se puede basar en préstamos concesionales de contingencia para desastres como los del Banco Interamericano de Desarrollo, Bonos Verdes del Banco Mundial y de empresas nacionales e internacionales. Cómo pueden aplicarse los bonos verdes a desastres? Por ejemplo, en una zona afectada por huracanes o taifunes se pueden reconstruir las líneas de transmisión eléctrica bajo tierra, en vez de por encima de la tierra. Así esto implica reconstrucción, rehabilitación por el fenómeno climático y a la vez adaptación, ya que en tres o cinco años, cuando sufran el siguiente evento climático extremo, habrá una mayor resiliencia. Esto es muy importante para la salud y seguridad pública, porque uno de los mayores problemas después de un desastre es restablecer la electricidad para fines de salud y seguridad pública.
3) La movilización de fondos de largo plazo. Los bancos no prestan en estos momentos a proyectos de largo plazo, aún los que tienen buenos retornos, como son los proyectos de reforestación. Los mecanismos de “equity financing” van a ser muy importantes en ese sentido y también existe la posibilidad de fideicomisos, que traen adelante fondos del futuro para construir energía renovable hoy en día. Por ejemplo, cuando Nicaragua alcance el 90% de energías renovables estará logrando un ahorro de US$ 600 millones al año en petróleo, que no tendrá que invertir. Se podría formar un fideicomiso en un país en situación similar, construir energía renovable y pagar la energía con el flujo de caja en las facturas para la generación de electricidad de esos US$ 600 millones a futuro al reducir los gastos de importación.
Señor Presidente,
Estamos a pocos meses de la COP 20 en Lima, después de varios años de discusiones e intercambio de opiniones en esta Plataforma de Durban. Las negociaciones de Cambio Climático están en un punto muy crítico, finalmente empezaremos una fase de negociación directa y formal entre las partes.
En ese proceso de negociación tenemos que respetar los principios y propósitos de la Convención, que dieron origen a este proceso. Ninguna organización, ningún país va a avanzar si a cada rato se descartan sus decisiones acumuladas y se tiene que comenzar de nuevo. Por lo tanto, debemos mantener los principios ya negociados de responsabilidades comunes pero diferenciadas, así como realizar el proceso de negociación sin sorpresas, sin emboscadas, sin documentos que caen del cielo. La única manera de alcanzar realmente un acuerdo entre todos y no a otro “momento de Copenhague” es si tenemos un verdadero proceso de negociación profunda sobre estos temas. Eso implica mucho trabajo, pero es la única salida, si queremos llegar a un acuerdo en 2015; que sea aceptado como suyo y vinculante para todas las partes.
Muchas gracias, Señor Presidente-